LA CLAVE

por Abdulahi

Hace ya algún tiempo, un grupo numeroso de patriotas saharauis envió un manifiesto a ARSO pidiendo que los autores de los escritos se identifiquen. Expusieron argumentos sólidos contra los anónimos y en defensa de la responsabilidad, la seriedad y, por ende, la credibilidad.
Algunos de los firmantes, al no ser aceptada la solicitud por los motivos indicados por los moderadores, dejaron de escribir. Sentían que jugaban con desventaja porque, al escribir, se veían hostigados en lo personal por comentarios anónimos. No es justo.
A aquellos hermanos, personalmente conozco a la mayoría, ruego que reconsideren esa decisión, que escriban bajo seudónimo mientras tanto y que si leen esta reflexión y la aprueben que actúen en consecuencia.

Puesto que la discusión de aquel tema quedó abierta, desde el anonimato, suscribo, enteramente, el mencionado llamamiento y quiero ilustrar las razones que mis compatriotas exponen con el ejemplo siguiente:

Imagínense que a una conferencia, donde participan dos partidos políticos de tendencias opuestas en período de elecciones, lleguen algunos de los ponentes enmascarados. Que los enmascarados, digan que pertenecen al partido de izquierdas pero que al leer sus ponencias empiezan a desprestigiar a dicho partido atribuyéndole casos de corrupción, escándalos…etc. Los verdaderos delegados de ese partido, así como sus miembros presentes en la audiencia, se darán cuenta de la trama y protestarían diciendo que es mentira, que los enmascarados son unos intrusos. Si, además, alguien los reconoce, por la voz, como los tránsfugas que el año pasado cambiaron de chaqueta para ir al partido de derechas, el caos estará garantizado.
¿Qué credibilidad tendrían los enmascarados? Ninguna, porque no son serios ni responsables.
Eso, virtualmente, está ocurriendo en las Opiniones de ARSO.
El mero hecho de que alguien lleve gafas oscuras durante una conversación es una falta de civismo y de respeto a su interlocutor ¡y no digamos si llevase puesta una carátula!

El escenario imaginado, arriba descrito, pasaría entre rivales políticos del mismo país. En la realidad que tratamos, el debate es entre enemigos, declarados, de dos países en conflicto desde hace 36 años, por lo que los ánimos están más encendidos y alterados. Por ello, los auténticos patriotas saharauis no pueden contener la furia, ante la maldad y la hipocresía de los traidores enmascarados que quieren dañar su causa, y la ira les lleva ¡a querer atravesar la pantalla del ordenador! Pierden los estribos y, en ese estado, hacen comentarios que la censura no deja pasar…
Comparto con ellos esa rabia y a todos dedico la palabra con la que, en mi replica anterior (EL SAHARAUI), dije íbamos a silenciar o a neutralizar esas voces enemigas. Hablaba literalmente, se trata de una palabra clave con la cual haremos de este espacio un territorio liberado y le demostraremos al majzen alauí que en estos ruedos, también, sabemos lidiar. Espero que me la dediquéis muchas veces, enseguida veréis como.

En efecto, el debate entre anónimos es similar al combate nocturno. El enemigo, protegido por la oscuridad, se puede infiltrar en nuestras posiciones, sembrar minas en ellas e, incluso, enfrentarlas realizando disparos desde una hacia la otra. Nuestro “defensor” ASM se traslada por el ciberespacio y en la oscuridad del anonimato de Casa Blanca, lugar al que llegó atravesando el atlántico, a Rabuni y fustiga al Frente POLISARIO en España. Sí, a la Comunidad Saharaui, porque incordia al invasor debido a su gran actividad patriótica. ¡Y, encima, lo hace fingiendo defender al Presidente Mohamed Abdelaziz! ¡Cuanta verdad expresó quien, refiriéndose a sus panfletos, dijo que “con amigos como ASM, el Frente POLISARIO no necesita enemigos”!

Para evitar que el enemigo penetre sus filas y posiciones de noche, los militares establecen, acuerdan, una palabra clave que comunican a sus unidades. Los combatientes al ver un movimiento le gritan: ¡¿quien vive?! ¡Alto! Si no responde con la contraseña, es hombre muerto.
Nosotros evitaríamos la confusión con una clave cuya eficacia, contrariamente a la militar, radica en que no tendrá que ser secreta, queremos divulgarla lo máximo posible por eso pedí que me la dediquen. Tampoco tendremos que cambiarla como hacen, por si el enemigo la capte y la utilice, por lo menos hasta que se libere todo el territorio de República Árabe Saharaui Democrática. Ésta el enemigo no la puede pronunciar, nuestra contraseña es ¡MUERTE AL TIRANO MOHAMED VI SANGUINARIO E INVASOR!
Con mayúsculas en toda opinión que mandemos o comentario que hagamos. ¡Compatriotas! en las dictaduras, al dictador.
Dada la imposibilidad de certificar la identidad, ¿por qué no intentar verificar la verdadera afiliación política? Sería, sin duda, un buen paso hacia la credibilidad.

Quiero subrayar que esto solo se lo pedimos a quien escribe bajo seudónimo, no incumbe a nuestros hermanos que lo hacen con nombre y apellidos y, algunos, hasta con foto. Ellos combaten de día. Su patriotismo es conocido y son militantes del Frente POLISARIO. Les animo a seguir ejerciendo el derecho de expresión que, aún estando en la guerra de liberación, hemos garantizado y que honra y fortalece a nuestra causa. Ello no implica que esté de acuerdo con todo lo que, todos esos hermanos, escriben pero, por ética, jamás, jamás les criticaré desde el anonimato. Lo haré directamente cuando los encuentre ò con mi nombre como ellos hacen.
Siguiendo con el tema, puesto que todos los que escriben con alias dicen pertenecer al Frente POLISARIO, luego, no habrá ningún problema, ¿Qué miembro del Frente POLISARIO tendría reparo alguno en lanzar ese grito?
Me gustaría saber qué opina ASM. No basta con decir “el régimen de Mohamed sexto” eso es solo reconocer su existencia, lo que se pide es juzgar sus actos en el Sahara. Existir, para desgracia de muchos, sabemos que existe aunque no piense ¿será él la excepción de lo que dijo Descartes?

¡MUERTE AL TIRANO MOHAMED VI
SANGUINARIO E INVASOR!

Abdulahi
5 febrero 2011
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