por Zrug Lula Brahim
Viendo las últimas intervenciones hechas por compatriotas en este fórum, uno no puede quedarse sin aportar su grano de arena para enriquecer este debate.
Coincido con los planteamientos aquí expuestos que consideran que nuestra causa cuelga del borde de un precipicio y que,si no hacemos algo a tiempo, sólo Dios sabrá el destino que nos espera. La mayoría de nuestros dirigentes, representantes en el extranjero y los emigrantes que salen a buscar su pan diario a Europa no lo hacen por la necesidad del pan tanto como por lo incierto que cada día ven a nuestro futuro. La mala gestión del sistema actual y el retroceso en el desarrollo de la vida de los refugiados(aquí me refiero a la forma de pensar y el grado de compromiso con la causa) son las principales causas de esta incertidumbre.
Estimado Sr. Abdati Mansur, teniendo en cuenta la historia del colonialismo español en América Latina y las Filipinas, así como la posición de los sucesivos gobiernos, desde Adolfo Suarez hasta Zapatero, no podemos sino concluir que el destino del pueblo saharaui hubiera sido, tarde o temprano, el de ser vendido a Marruecos o Mauritania, o arrancado a la fuerza por alguna otra potencia extranjera. Lo que no hizo España en un siglo de colonización del territorio, lo hizo el POLISARIO en menos de veinte años(aquí me refiero al desarrollo social no a infraestructura). Todos sabemos las medidas y prácticas ejecutadas por el colonialismo para sedenterizar a la población.
Nadie puede negar la rapidez exitosa en que fueron levantados, organizados y controlados los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf. El POLISARIO también abolió la polio, superó al cólera y garantizó vacunación y estudios gratuitos, según sus medios, para toda la población saharaui. En aquel entonces, sólo se contaba con la voluntad y la determinación de luchar por una vida digna a una población abandonada y entregada por España como carne para los cañones, tanques y aviones despiadados de Hassan II y Mojtar Uld Dadah. Se puede criticar sin herir sentimientos, tratando de iluminar el pasado de un colonialismo que todos supimos su realidad y sin menospreciar lo que se ha logrado con la sangre de los hombres más honrados en la historia de la lucha de nuestro pueblo contra la ignorancia y la dominación.
Pero el POLISARIO que estamos viendo hoy día, definitivamente no es el que se acaba de describir. Defendemos al POLISARIO mientras los reconocimientos aumentan, los refugiados viven por igual y los usurpadores de nuestra tierra sienten que existimos y que podemos imponer nuestros derechos a la libertad y la independencia. La única forma de conservar esa cara de nuestro movimiento es con una juventud bien preparada y capaz de cambiar el curso de la historia. Los fundadores del Frente POLISARIO no tenían ni la mitad de la preparación que la mayoría de los jóvenes tenemos hoy y probablemente muchos de ellos aún no la tienen. Los jóvenes somos los responsables de la triste situación que hoy padece nuestra causa. Huir de los problemas no es la solución.
No estamos de acuerdo con las nuevas asignaciones, no estamos de acuerdo con la gestión de los campamentos y lamentamos la marginación de los intelectuales, pero qué hacemos para cambiar las cosas. Esperamos que el POLISARIO tenga en cuenta la capacidad y preparación de los que se elijan para representar a nuestra causa, que revise y controle la gestión administrativa de los campamentos y que cambie de discurso con nuestros enemigos y sus colaboradores en los territorios ocupados.
Los jóvenes tenemos que hacer llegar nuestros celos por la causa a los dirigentes, tenemos que cambiar la mentalidad de nuestra sociedad y ayudar en la construcción de un ser saharaui capaz de cambiar esta situación que nos inquieta. Éso, no se logra huyendo de los problemas sino interactuando día a día con los refugiados. Estudiamos y nos preparamos no solamente para dirigir sino también para enseñar a los niños y concienciar a los mayores sobre la importancia de apreciar a la identidad saharaui antes de la tribal. Esa mentalidad retrógrada a la que algunos nos quieren arrastrar y que, incluso, nuestros enemigos están utilizando para fragmentar a nuestro pueblo, debemos saber cómo enfrentarla. La solución de nuestros problemas está en nuestras manos y si realmente pretendemos rescatar a nuestra causa, tenemos que recordar siempre que; “si quieres tu derecho, es preciso que sacrifiques tu sangre”.
Zrug Lula Brahim - zlula1980@yahoo.es
19.10.09
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