Por Almuutadil Sidahmed
Para ser sincero, no me extraña, ya que el maestro no es otro que el especialista y artesano de las traiciones más oscuras desde los tiempos de Ibrahim, Musa, Daoud e Isaa (Jesús), aquellos que fueron maldecidos en boca de estos profetas nobles y servidores de su Señor. Aquellos cuyo trabajo consiste en asesinar y desmentir a los enviados de Dios. El alumno asimilo la materia , y el pasar de los días, meses y años incluso siglos, entre las paredes de los palacios, construidos con el esfuerzo y la sangre de los miles de esclavos de África, se engendro la estirpe alauita , despiadada, cruel, sin honor ni dignidad, presumiendo linaje y descendencia que nunca fueron suyas, ¡Cuan corta es la historia y que fácil es la manipulación! .La verdad es de pocos, el engaño es tan común como vulgar, creo que a buen entendedor pocas palabras. Vuestra estirpe Majestad se apagara como se apago la familia de los Buendía en la novela de Gabriel García, “Cien años de soledad” Cuantas veces hemos sentido ese dolor profundo, en los mas hondo de nuestras almas cuando nuestros ojos tristes, y llenos de lagrimas contemplan a esos pies semidesnudos, asesinos, pisar nuestras blancas y cristalinas arenas, en aquellas tierras sagradas donde se derramo la sangre azul de los héroes saharauis, merecedores de ser citados en la ILIADA y la ODISEA de nuestros tiempos, y por un Homero contemporáneo.
Será difícil purificar esas tierras, de tan repugnante, vil y asquerosa presencia, como también es difícil aceptar que esos invasores estén aun ocupando nuestros valles, ríos y montañas, bajo nuestro cielo azul. Tendría que haber un diluvio, un Noe y su Arca, y que nuestro Señor Todopoderoso, repita la misma historia.
Almuutadil Sidahmed
octubre 2009
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