24.1.10

La celda de los vientos.

por Ali Nayem

Sedientos y en silencio andamos los Sáharauis en busca de agua, náufragos en los yermos juicios de nuestros guías, entre las Sierras de las Hazañillas cuyos picos aún a la vista nos recuerdan donde estábamos, junto al camino de la Razón, y la esperanza de alcanzar unas albercas en los confines del desierto; intempestivo desvío.
Entre montañas, andábamos en un duro y amargo sendero, cierto, pero seguros de llegar a un conocido manantial, pero desgraciadamente preferimos caminar por las planicies ya que por las llanuras es más fácil andar y no supimos, en su momento, que por las llanos existen bajos difíciles de pasar y menos aún que de las esperadas aguas se podría dudar.
En mitad de las salinas sopló el viento, se desviaron los guías y se cansó la montura; lamentándose unos error fue aquella decisión; mientras alegan otros que en aquel anochecer era la solución. Vamonos, manda el guía, a la periferia de las salinas y busquémonos agua, al menos, para beber. Hay agua, mucha agua; pero es in-consumible según el catador.
Entre vientos y ahogados en su negligencia se empequeñecieron los guías ante la inmensidad de la naturaleza y ningún otro quiso cargar, ante la difícil situación, con su irresponsabilidad. Sumisos y en silencio, allá en la periferia de la salina y por su puesto en la de la historia, siguen los guías en espera que la providencia despeje algún sentido y salir guiados de una ruta que ellos mismos, sobre las dunas, dibujaron.
Apenada y afligida la montura, cargada de bagaje, pregunta ¿ cuál es la otra opción?. Contra viento, responde AMINETU, es la solución. Pedregoso camino por andar, pero es el camino escogido por todas las caravanas que atravesaron el desierto deseando agua y anhelando sobrevivir, dejando claro que ante las adversidades hace falta valor para despejar la incertidumbre y un veredicto incluso en contra del consejo desaconsejado y su Organización de Naciones en Usufructo.
Hoy, por los cuatro costado sigue soplando el viento y por alguna dirección hay que ir, pero a ningún sitio se llega esperando aunque la sombra llega al que esta esperando, pero en nuestro caso ¿la sombra de qué?, los sacrificios son imprescindibles y con independencia del caminos escogido se han de hacer, porque hasta el manantial todos o algunos hemos de llegar.
En los pedregales del sahara, por la sed, muchos murieron en el camino hacia los pozos, pero jamás un beduino murió en el sendero del espejismo porque hacía el espejismo nunca se hacen senderos.

saharatebky@yahoo.es
Ali Nayem
24.01.10
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