La libertad de expresión en la República Saharaui “Ampliar los círculos de los creadores de opinión”

por Haddamin Moulud Said

Afortunadamente y, en contra de lo que se afirma en algunas ocasiones, hoy en día, existe plena libertad de expresión en la República Saharaui. Este es un hecho que, basta con tomarse un te en cualquier ‘daira’ o pasearse por cualquier mercado, para corroborarlo. Además de la libertad de expresión, no existe ningún obstáculo para la difusión de esa libertad de expresión. La creación, continuidad y auge de la revista y web futuro saharaui deja, ciertamente, para el desguace cualquier intento de acusar, al POLISARIO, de reprimir la difusión de la libertad de expresión. Es preciso recordar, aquí, que “Futuro Saharaui”, aún siendo una publicación electrónica, siempre que sus directores encuentran medios económicos, imprimen cientos de ejemplares que se reparten en los Campamentos.
Los hechos demuestran que, en Futuro Saharaui, la gente escribe con nombre propio, aparecen sus respectivas fotografías y con absoluta libertad. Y, aún así, siguen editando su revista electrónica. En consecuencia, no sólo la libertad de expresión sino que, además, la difusión de esa libertad de expresión, gozan de buena salud en la República Saharaui. Es evidente que esto no ha sido una concesión gratuita por parte de la clase política. Lejos de ello, ha sido el tesón de los creadores de esa revista y su voluntad de superar los obstáculos, además, de su convicción de que la opinión libre y publicada es la mejor forma para fortalecer el tejido social de la sociedad, lo que ha permitido que en el Sahara, hoy, se respiren los aires de libertad que se respiran. Y en esto, afortunadamente, la República Saharaui aventaja, con una distancia sideral, al Reino de Marruecos.
En lo que respecta a arso.org, por añadir otro ejemplo, contando sólo desde mayo 2010, el 70% de las opiniones corresponde a personas perfectamente identificadas. Y, que sepamos, ninguno de ellos ha sido represaliado.
Hay, desde luego, otros muchos sitios web no mencionados aquí, pero en el panorama general, un hecho concreto, llama poderosamente la atención: la ausencia de firmas que peinan canas. Y, además de esto, un dato: la opinión libre y publicada sigue contando con poquísimos adeptos entre los saharauis. ¿Dónde están las opiniones de nuestras vanguardias culturales e intelectuales? ¿Y las de nuestros periodistas? ¿Y las de nuestros oficiales y suboficiales? ¿Y las de nuestros altos rangos de la Administración? ¿Y las de nuestros ulemas? ¿Y las de nuestros médicos, ingenieros, técnicos, etc, etc, etc? El día en que las vanguardias de la sociedad civil aterricen en tromba en Futuro Saharaui u otros sitios, la sociedad saharaui habrá ganado muchos enteros.
Toda estructura de poder tiende a perpetuarse y no resulta fácil, en cualquier sociedad, alterar los ritmos de las estructuras de poder. La forma, pues, más civilizada para incidir en esas estructuras de poder la constituye eso que se llama “la Conformación de la opinión pública”. El Estado tendrá los medios que tiene, pero nada se interpone en el camino de nuestras vanguardias culturales e intelectuales que les impida escribir en las páginas de Futuro Saharaui o en las que estimen oportuno hacerlo y, conformar y crear, desde ahí, lo que se conoce con el nombre de opinión pública.
Pregúntese, lector, quién hoy día conforma la opinión pública en la Hamada? Sólo un agente: el poder político y sus potentes medios (radio, TV, prensa, conferencias, reuniones, etc).
Por otra parte, la única forma de fortalecer la libertad de expresión es, precisamente, ejercitándola. Tal y como sucede en la biología, si los músculos no se ejercitan, se entumecen. De ahí la necesidad de ejercitar la libertad de expresión. El día en que, por ejemplo, la revista Futuro Saharaui tenga a setenta u ochenta saharauis escribiendo, ese día, la revista Futuro Saharaui será un agente capital en la conformación y creación de la opinión pública saharaui y, entonces, los poderes públicos no tendrán más remedio que atender, aunque sea parcialmente, las peticiones de subvención que la revista, eventualmente, les presente.
Algunos pensarán que es preferible esperar hasta que el poder ponga la pasta, los medios, el papel, el tóner y cero censura para, entonces, empezar a escribir y, así, poder decir que, efectivamente, existe libertad de expresión. Si alguien piensa así, más le vale seguir durmiendo. La consecución de todo derecho requiere sangre, sudor y lágrimas. Ninguna sociedad obtiene un logro sin pagar un precio por ello. En este caso concreto, no requiere tanto, pero desde luego que la sociedad civil tiene que abrirse sus propios caminos. Más tarde se podrá reclamar lo que se quiera, pero es preciso empezar. Nos llenamos la boca hablando de generaciones enteras graduadas en universidades de medio mundo y de una juventud formada pero marginada, pero, desgraciadamente, el número de los rostros conocidos que se dedican a cultivar el ejercicio de la libertad de expresión no pasa de los dedos de las manos.

Y convencidos, como estamos, de que la opinión serena, razonada, pacífica y libre de la propia sociedad civil, constituye el mejor arma con que el pueblo saharaui puede vencer a Marruecos, hoy, en lugar de dirigirnos a la clase política, nos dirigimos a la propia sociedad civil para reclamar:

"Ampliar el círculo de los creadores de opinión"
" توسيع دائرة صُناع الاراء "

Haddamin Moulud Said (ibnuabirabiaa@yahoo.es). Valencia (España)
05.06.10
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