por Haddamin Moulud Said
En la Sesión Plenaria de la Asamblea Genera de la ONU, celebrada recientemente, Obama, textualmente, ha dicho: “Hoy os propongo cuatro pilares que son fundamentales para el futuro de nuestros hijos: la no proliferación nuclear y el desarme; la promoción de la paz y la seguridad; la preservación del planeta y una economía global que dé oportunidades a todos”.
Por si hubiera duda, Obama, añade: “Ha llegado el momento de que todos nosotros adoptemos la parte de responsabilidad que nos toca para una respuesta global a desafíos globales". "Si somos honestos con nosotros mismos, debemos admitir que no estamos asumiendo esta responsabilidad", añadió, al enumerar problemas como el terrorismo, los conflictos de larga duración, el genocidio o la proliferación nuclear como ejemplos de la necesidad de acción colectiva.
Parece claro, pues, que la Cuestión saharaui se asienta sobre argumentos enclavados en la agenda global. Y tiene claros asideros en los horizontes trazados por el nuevo inquilino del Despacho Oval. Sólo hace falta saber aprovechar el momento histórico que el oráculo nos ha brindado.
A fecha de hoy, la diplomacia es el único frente disponible que nos permite reclamar la independencia. En estos tiempos, el Ministerio de Asuntos Exteriores es, o al menos debería ser, el Ministerio Principal, para continuar nuestra lucha. Pero me temo que la realidad sobre el terreno, en Rabuni, dibuja un panorama bien distinto.
El asunto es tan dramático que incluso han tenido que desgajar, del MAE, la Dirección General de Cooperación para adscribirla al Ministerio de Gobernación y, luego, convertirla en Ministerio propio, adquiriendo el nuevo Ministerio de Cooperación mayor importancia y más presencia e influencia que el propio MAE, del que deriva. Es decir, el MAE es el primo pobre del Ministerio de Cooperación.
Es verdad, existe un Ministro, antiquísimo por cierto, pero también existe una serie de Ministros Consejeros que, despachando directamente con Presidencia, terminan fagocitando las posibles tareas que podría llevar a cabo el Ministro de Asuntos Exteriores. Y por si tuviera donde abrevar, le ponen y le quitan los representantes y embajadores, estando el hombre liado en Nueva York.
Para entendernos, Uld Salek, es algo así como un Ministro sin Cartera. En definitiva, la vinculación del Ministerio de Asuntos Exteriores al Presidente no tiene analogías en el ámbito del Derecho Comparado.
Si la finalidad de la Ofensiva es la de ganar la batalla diplomática a Marruecos, aprovechando los vientos en popa, procedentes de Washington, si esa es la finalidad perseguida, la elaboración, planificación y ejecución de dicha ofensiva debió hacerse de otra manera.
Nuestra única e indestructible ventaja es que tenemos la justicia de nuestro lado. ¿Y cómo la hacemos valer? Desde luego, no como se ha elaborado y ejecutado la ofensiva diplomática. Y, tampoco, se hará valer con la actual concepción y estructuración del Ministerio de Asuntos Exteriores.
En cuanto al fondo del asunto, la lista final del personal designado para llevar a efecto la ofensiva no parece haberse elaborado, dicha lista, atendiendo a los objetivos de la ofensiva diplomática. Ello es así, porque está más que claro que, el Presidente ha querido arreglar otras cuestiones, por completo, ajenas a la diplomacia. Tenía otros frentes abiertos; tenía otras reclamaciones; tenía otras viejas peticiones; le acababan de exhibir, en el mostrador de enfrente, un nuevo trofeo de caza; tenía en mente otras componendas y arreglos de equilibrio social. Y todo, ha querido arreglarlo, con una lista ómnibus que mezcla profesionales de talla con gente que no lo es, además, de varios goles que le han metido. Es decir, no es seria, la ofensiva diplomática que se pretende iniciar.
Otra cuestión relativa al fondo del asunto, es la propia revitalización del Ministerio de Asuntos Exteriores. No existe, por ejemplo, un equipo de profesionales que se dedique a la elaboración de ideas, estrategias y programas de acción en el mundo. Carece, dicho Ministerio, de una Comisión de estudio de la trayectoria de los partidos políticos de relevancia en cada país y de las alianzas interestatales. Carece, dicho Ministerio de una oficina central de elaboración, seguimiento y ejecución de la estrategia diplomática. Carece, dicho Ministerio, de una Academia de Formación, tal y como los oficiales y suboficiales del ejército reciben formación, también, los diplomáticos necesitan de formación y aprendizaje continuos. Es verdad que, antes, hubo un programa de formación en los países aliados (como el ISRI en La Habana), pero aquello se paralizó. Ni qué decir, de las graves carencias en materia de ascensos, designaciones y nombramientos. Son, precisamente, estas últimas carencias las que hacen que nadie, hasta ahora, haya explicado ante la opinión pública interna, el porqué de la escasa presencia, en esa lista final, de funcionarios de carrera y si de personas, hasta ayer, ajenas a la función orgánica.
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Haddamin Moulud Said. ibnuabirabiaa@yahoo.es. En Valencia (España), a 6 de Alfatr Thani del año XXXVI de la Fundación del F. POLISARIO.
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