En una semana donde se ha hablado mucho de la necesidad de acabar con todos los muros aparece el rey pirata y ordena a sus soldados que secuestren a todo el que cruce “su muralla”. A Mohamed VI se ve que no le salen las cuentas. No le hace gracia no oír la palabra autonomía de la boca de la secretaria de estado Clinton. Y los saharauis tenemos que sufrir la ira del rico rey del país de los pobres. El arrogante Mohamed, con chilaba y a lo loco, quiere que los saharauis nos disfracemos de súbditos de su marrullera majestad para chapotear con melhfas y darrahas su decadente circo de truhanes y verdugos. No nos perdona el príncipe resentido que plantemos cara al reinado que heredó de su sádico progenitor. Ni que rechacemos la limosna que nos ofrece en forma de autonomía. Ni que Aminetu reciba premios USA cada vez que salga de uno de sus presidios.
Ayer secuestró el pirata a siete defensores de los derechos humanos que cruzaron su muro de cobardía. Hoy ha raptado y deportado a Aminetu por recibir, allende los mares, un premio a su coraje para resistir a sus secuaces. El rey pirata, con un parche de acomplejado, dijo que iba a encarcelar a todo el que se sienta saharaui. A un grupo de ancianos saharauis se avasalló para que cantaran, una y mil veces, al son de la marcha sangrienta la milonga de los 34 años de no dejar ni a sol ni a sombra. Hundido su reino, el rey pirata añadirá a su teñida bandera las tibias de los marroquíes muertos en el estrecho y las carabelas de los saharauis exterminados y bailara al son del último informe de Moon, se disfrazara de ZP y se limpiara con las cartas de Abdelaziz. O eres Marroquí o eres traidor. Lógica perversa.
MSN
15 de noviembre de 2009
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