El diario ABC publicó hace unos días un artículo de opinión del señor Javier Rupérez, embajador español, y no puedo menos que manifestar mis reticencias respecto a lo esgrimido en la misma.
El autor menciona los intereses nacionales, entiéndase españoles, y cómo hay que anteponerlos a cualquier posible solución ,y afirma que tales intereses son contrarios a la instauración de un estado saharaui independiente “No creo que en una observación desapasionada de tales intereses esté la existencia de un nuevo estado independiente en el África occidental”, sin embargo se queda corto a la hora de argumentar el porqué, sólo menciona unos irrelevantes datos geográficos y demográficos, ¿a caso son estos los estándares de medición para que un pueblo tenga derecho a existir?,y si es asi , qué decir de Lichenstein,Mónaco,el Vaticano, San Marino…?
Al señor embajador hay que recordarle que no se trata de defender unos intereses propios en detrimento de otros valores .No es esta la cuestión,se trata sencillamente de hacer valer la Legalidad Internacional y respetar los Derechos Humanos, unos principios por los cuales el diplomático ha dado los mejores años de su vida y ha puesto en peligro su integridad física justo por llevar la bandera de la justicia.
Quien en su día tuvo que sentarse a negociar con el Polisario para la liberación de unos pescadores españoles capturados mientras faenaban en aguas saharauis, y reconoció a éste como el legítimo representante del pueblo saharaui ,a través de un comunicado conjunto rubricado durante el cuarto Congreso saharaui (1978 ) ,se le ocurre ahora descalificar todo el hacer y proceder de esta organización y su incesante búsqueda a una solución del conflicto, incluso va más allá al cuestionar la propia existencia del pueblo saharaui en el exilio, “¿Son los habitantes de los campos de Tinduf actores independientes de su propia historia o más bien rehenes y víctimas de la obcecación de unos pocos?”.El exilio sobre la hamada de Tinduf, desde luego que no es deseado, pero en vez de decantarse por facilismos habría que indagar en las causas que han originado tal situación, y esto ,para el señor Rupérez está más que de sobra conocido ;otra cosa es que no quiera llamar los hechos por su nombre, como por ejemplo que ello viene dado porque Marruecos - éste que tan efusivamente nuestro hombre quiere tener de vecino-fue quién a punta de pistola obligó a cientos de miles de indefensos a buscar refugio en Tinduf ,desatando una de las más crueles campañas de exterminio jamás conocida en la zona.
El problema saharaui es una cuestión de Descolonización, y como tal, sólo puede resolverse mediante el libre ejercicio por los ciudadanos del territorio de su derecho a la autodeterminación. Este es el único mecanismo a través del cual puede el pueblo saharaui decidir su futuro político, y no una autonomía impuesta como preconiza Marruecos.
No le debato a Rupérez su convicción, incluso se la respeto, pero que no intente hacernos ver que su análisis es sólo una “observación desapasionada ” porque una simple lectura de su artículo es suficiente para dejar entrever de qué lado se inclina la balanza de su pluma. Una persona medianamente informada se dará cuenta enseguida de que el escrito carece de todo menos de imparcialidad.
Como bien dice, es difícil despojarse de sentimentalismos a la hora de abordar la cuestión saharaui , y lo ha demostrado con creces, defendiendo, quizás más, los intereses y aspiraciones marroquíes que los suyos propios, inclinándose por una pseudosolución en menoscabo de la libertad y la justicia .
Mohamed Salem Ali
Madrid 30/03/2010
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