En las Zonas Ocupadas reina el terror. Desde hace años, los medios de comunicación cibernéticos bombardean con constantes noticias que revelan un terrible grado de ensañamiento con nuestros compatriotas en las Zonas Ocupadas. La fuerza bruta, que emplean las fuerzas de represión marroquíes, no parece atenerse a límite alguno y la tortura ha adquirido plena carta de naturaleza.
Mientras tanto, el legítimo representante del pueblo oprimido no cesa en su actividad de denuncia. Pero nada más que la denuncia. Hasta ahora mismo, la máxima reacción del POLISARIO generada por el clima de terror ha sido la de denunciar, incluso, ante Ban ki-Moon, las violaciones de Derechos Humanos que sufre nuestra población en las Zonas Ocupadas.
Por otra parte, todos los organismos e instancias oficiales y no oficiales del Estado Saharaui realizan una continua denuncia del clima de terror que se vive en los territorios ocupados. Además de ello, Amnistía Internacional, Human Right Watch, JFK Award, Human Right, Frontline, Comités de amistad con el pueblo saharaui, asociaciones y parlamentarios de Argelia, Sudáfrica, Suecia, Italia, España, Australia, Nigeria, Togo, etc, etc, etc, participan en esa denuncia. Todas estas entidades han denunciado y alzado su voz contra las graves y continuas violaciones de Derechos humanos en el Sahara Occidental.
Ciertamente el clima de terror parece generar un rechazo unánime a escala planetaria. Pero no podemos olvidar que dicho clima de terror acontece en un territorio, virtualmente, bajo control de la ONU. Es decir, la población de un territorio, declarado No Autónomo por la propia ONU, está sufriendo un auténtico clima de terror. Y la MINURSO, por alguna francesa y mística singularidad, sigue siendo la única misión de la ONU que carece de competencias en materia de PROTECCIÓN de Derechos Humanos.
Pero la pregunta clave es ¿qué ha de suceder para que el POLISARIO haga caso a las reclamaciones, peticiones y deseos de la población directamente afectada por el clima de terror? ¿Todo lo que realiza la resistencia saharaui en las Zonas Ocupadas, está siendo suficientemente recompensado sólo con la denuncia que realiza el POLISARIO y demás entidades citadas? ¿Carece el POLISARIO de otras armas de lucha para acompasar su conducta a la valentía y coraje que exhibe la resistencia en las Zonas Ocupadas? ¿Podría, por ejemplo, el POLISARIO anunciar públicamente que interrumpe cualquier clase de negociaciones con Marruecos hasta tanto no se resuelva la sangrante cuestión de los Derechos Humanos?
El Alto el Fuego ha operado desde 1991 como una garantía del statu quo, que en cierta manera da manos libre para que Marruecos haga y deshaga a su antojo en el Sahara Occidental. Pero podría el POLISARIO retar al Consejo de Seguridad para anteponer todo el Corpus Iuris existente en materia de Derechos Humanos frente a la Resolución del Consejo de Seguridad que insta a las partes a entablar negociaciones directas?
Podrían las ONGs internacionales competentes en materia de Derechos Humanos realizar una mayor presión para que, finalmente, el Consejo de Seguridad haga público el Informe elaborado por el ACNUR en 2006 y que el veto francés mantiene bajo secreto?.
Haddamin Moulud Said. (ibnuabirabiaa@yahoo.es), en Valencia (España), a 28 de Alfatr Lawal del año XXXVI de la Fundación del F. POLISARIO.
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