9.4.19

Venus asediada por la moscas electrónicas

 Por Lehdía Mohamed Dafa

Un encuentro de jóvenes mujeres saharauis, a finales de abril, organizado por la Liga de Estudiantes y Jóvenes Saharauis en el Estado Español, (LEJSEE) ha suscitado violentas reacciones en amplios sectores de la comunidad saharaui.
Como viene ocurriendo cada vez que lo que se dice se sale del guión oficial y cansino de la mitología en torno a la mujer saharaui, una legión de “moscas electrónicas”(1) salen a zumbar con argumentos cargados de ira y misoginia, pero ayunos de razón. Esta vez, el centro de la diana de los ataques ha sido el logo del evento. La imagen del cartel son tres mujeres una de las cuales, ¡oh blasfemia! no lleva melhfa. Pero lo que ya ha desquiciado completamente a los moscardones ha sido la cruz que “colgando” de un circulo, representa un símbolo feminista y que también lo es del sexo femenino en general. Desde una profunda ignorancia, no exenta de soberbia, una y otra vez se reafirman en un coro de zumbidos que la cruz (símbolo del sexo femenino) es una representación del cristianismo, y que esto es el colmo de la occidentalización en el que se encuentran sumidas las mujeres saharauis en el extranjero, que ya no respetan ni la identidad saharaui, ni lo que es mas grave, su fe en el Islam. Y eso, a pesar de que muchas mujeres y algunos hombres han intentado explicarles, en vano, que el círculo con una cruz invertida debajo es anterior al cristianismo, que data de las antiguas civilizaciones faraónicas, denominándose “cruz ansada”,"llave de la vida" o "cruz egipcia"; que también, en muchas regiones de África aparecen las muñecas “ashantis” de la fertilidad, que tienen esta forma de cruz; y que además, es la representación del símbolo astrológico de Venus, el símbolo alquímico del cobre, y es el símbolo del sexo femenino y por extensión del feminismo. ¡Pues no ha habido manera!


Muchas jóvenes saharauis se están viendo obligadas a insistir una y otra vez en la necesaria y conveniente diversidad que debe tener la sociedad saharaui, como cualquier otra, y que por ello, no se puede tolerar el dedo acusador y la estigmatización de las mujeres sin melhfa, a las que ademas se juzga, con el mayor descaro, que han perdido hasta su condición de saharauis. Siguen obsesionados con nuestros cuerpos y su veladura, asociando esta al buen creyente, al honor familiar o a la tradición. Es el delirio de la intolerancia y la ignorancia.

La Liga de Estudiantes y Jóvenes Saharauis en el Estado Español no ha podido soportar el peso de las críticas y la censura, y ha emitido un comunicado donde anuncia su intención de rectificar el logo de la discordia, intentado así reparar el daño causado. Alegan que lo mas importante para ellos es mostrar su disposición al servicio de la causa nacional. Llegados a este punto, no podemos olvidar que esta organización, al igual que las más de 75 registradas en los campamentos, los territorios ocupados y la diáspora, forman el entramado civil del Frente Polisario, que trata de encuadrar nada menos que a toda una sociedad bajo su férula. Mientras las distintas organizaciones no dejen de ser meros satélites del Frente para trabajar con libertad y autonomía por los ideales de una vida mejor de cada uno de los sectores que representan, seguiremos siendo un pueblo subyugado.

Ceder ante los ataques, la intimidación, el chantaje y la intoxicación de estos ejércitos de “moscas electrónicas” que patrullan las redes sociales y controlan algunos medios que presumen de independencia y progresismo, es claudicar en las aspiraciones de libertad y pluralidad. Necesitamos el oxígeno del pensamiento y la palabra libre, necesitamos aprender el andar de la tolerancia y el respeto, y las normas y la democracia harán el resto para asegurarnos un futuro como pueblo y como nación.

(1) Denominación acuñada en las redes sociales del mundo árabe, que se popularizó durante la crisis de Qatar, para describir el rol de los oficialistas e intolerantes, que bajo  perfiles anónimos siempre están al ataque ante cualquier idea o pensamiento crítico.

Dra. Lehdía M. Dafa
lehdia.m.dafa[at]gmail.com

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