En estos días, se suceden debates y tertulias en los diferentes medios de comunicación, que abordan el tema del Sahara Occidental. Es normal, es un tema de actualidad que interesa a la sociedad.
También sabemos que la mayoría de esos medios son propiedad de empresas privadas y, en éstas, prima, por encima de todo, el interés mercantil; y por ende, la labor de los profesionales y colaboradores, en los mismos, se ve condicionada por este factor. Es decir, dependiendo del interés político-mercantil de la empresa, su línea mediática tendrá un enfoque determinado, generalmente alejado de la imparcialidad. Esto, hasta cierto punto, es comprensible, es el precio que tiene que pagar el Cuarto Poder, para seguir existiendo.
Lo que no es comprensible, y de ninguna manera aceptable, es que algunos medios y/o colaboradores, lleven esa “flexibilidad”, vamos a llamarla así, a límites intolerables que rayan directamente, no ya en la manipulación, sino en la falsedad propiamente dicha.
No me gusta mencionar a nadie, eso no es muy elegante, pero, como saharaui, me veo en la obligación y el deber de hacerlo, ya que se me ha interpelado directamente en un programa de televisión que ven millones de personas, y el que calla otorga. En un programa de televisión de La Sexta, específicamente en La Sexta Noche, emitido hace poco, hemos visto cómo Francisco Maruenda, Director del diario La Razón, se arrellana en el sillón y, sin ningún pudor, con la desfachatez de la que solo él es capaz, dice “el Sahara Occidental no existe”.
Señor Maruenda, usted, que presume de ser un jurista erudito, que da clases en la Universidad, cómo se atreve a proferir semejante insensatez, cómo puede ser tan farsante. Hasta un niño de primaria, al oírle decir esto, sabría que es usted un farsante, porque a ese niño, gracias a Dios, le dan clase profesores de verdad, no profesores de pega indecentes como usted. Ese niño, en clase, ve, perfectamente delimitado, el mapa del Sahara Occidental, y sabe que los habitantes de esa tierra son los saharauis, incluso es posible que haya compartido su casa con alguno de ellos, cuando vienen a pasar el verano en España.
Usted, señor Maruenda, acostumbrado a zambullirse en las fantasías y delirios de Calígula M6, no nos ve, incluso piensa que somos un pueblo extinto. Dónde está la sabiduría de la que tanto alardea, señor Maruenda.
Señor Maruenda, cuando le veo a usted en televisión, en la que, para el colmo, está omnipresente, sabe qué es lo primero que me viene a la cabeza: las hienas. Sí, las hienas. Eso es lo que me inspira su cínico rostro. No tanto por la astucia y perspicacia de estos animales, sino, más bien, porque usted las supera en vileza y mezquindad; y, además, literalmente, se alimenta de lo mismo que ellas, de carroña. A usted le pagan por tergiversar hechos y verdades, por difundir calumnias y falsedades, por manipular y desinformar. Le pagan por esta basura. De eso, come usted. Por lo tanto, come lo mismo que las hienas.
Señor Maruenda, usted da pena, y, créame, sea cual sea el precio que usted le haya puesto a su conciencia y su alma, no le compensa.
En ese mismo programa, también hemos visto a la señora Elisa Beni, a la que respeto y habitualmente leo, porque en sus artículos suele ser coherente. Pero en esta ocasión no estuvo muy acertada. Se veía claramente que no hablaba con convicción, y defendía sus argumentos con visible timidez. Ella, mejor que nadie, sabe que lo incoherente no se puede defender. Amparándose en lo que ella llama “real politic”, decía que “el referéndum no se puede hacer, es imposible”.
Señora Elisa Beni, nosotros, los saharauis, ya hemos votado, lo hemos hecho con nuestras vidas. Hemos votado con nuestra sangre. No existe un voto más sublime. Es más, si hubiera una voluntad real para efectuar un referéndum formal (digo formal porque, obviamente, es innecesario), no solo no es imposible, es que se puede hacer mañana mismo, porque el pueblo saharaui es como una gota de aceite en un vaso de agua: inalterable y claramente distinguible.
El pueblo saharaui, tiene una estructura étnica única. Es imposible confundirlo con ningún otro pueblo. Es tan sencillo, como remitirse a esa estructura étnica, que no existe en ningún otro pueblo.
En la misma mesa de debate, hemos visto también a Angélica Rubio, Directora del periódico digital El Plural, defender las tesis marroquíes. Sinceramente, la creía más imparcial, pero nos ha decepcionado. Además, hablaba con vehemencia, sabiendo que los argumentos que esgrimía son pura quimera, destinada a desinformar y a manipular a la audiencia.
Señora Angélica Rubio, el bando que ha elegido, en términos de ganancias, no sé si le conviene o no, lo que sí le aseguro es que, en términos de honra, no le conviene a nadie.
Antes de finalizar, sí debo reconocer y alabar la actitud de Antonio Maestre, subdirector de la revista mensual La Marea, presente en la misma mesa; que, con absoluta honestidad y honrando a su profesión, abordó con meridiana claridad la guerra (que no el conflicto) del Sahara Occidental, detallando cómo se inició, el momento actual en el que se halla, y las implicaciones que con respecto a ella, conlleva la misiva furtiva que Pedro Sánchez envío recientemente a Calígula M6; dejando claro que, con el envío de esta lamentable misiva clandestina, Pedro Sánchez traiciona, una vez más, no solo al pueblo saharaui, sino a su propio país.
Abderrahman Buhaia
02/04/2022
abder333[at]hotmail.com
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