por Haddamin Moulud Said
Según publican los medios de comunicación, “Marruecos suspende todo contacto con las instituciones de la Unión Europea”. En lengua árabe, otros medios, dicen que el Presidente del Gobierno, Abdelilah Benkiran, por orden del rey de Marruecos, ha recibido al Embajador de la Unión Europea acreditado en Rabat, el señor Rupert Joy, para “expresarle su pesar por verse obligados a suspender los contactos con las instituciones de la Unión Europea”.
Nótese que no se habla, en ningún momento, de una ‘Convocatoria del Embajador’ de la Unión, siendo ésta la medida más leve que suelen tomar los Estados, según los usos diplomáticos. Más aún, para evitar, la sensación de que el Embajador haya sido convocado en Rabat, Marruecos, ha preferido utilizar la expresión ‘recibir’, para decir que el Presidente del Gobierno marroquí ha recibido al Embajador de la Unión.
O sea, Marruecos, no acude a los recursos que los Tratados Internacionales, en materia de relaciones diplomáticas, ponen a disposición de los Estados, no. No hace eso.
En mayo de 1995, Marruecos, convocó al embajador de la Unión Europea para protestar por la situación provocada por los pescadores andaluces, que mantenían un bloqueo a las exportaciones marroquíes en los puertos del sur de España. O sea, Marruecos, en su día, sí que había acudido a esos usos y prácticas de las relaciones diplomáticas, para manifestar su malestar con una determinada conducta.
En aquella ocasión, la razón alegada por Marruecos, para ‘convocar al embajador’ de la Unión, era la exportación de productos pesqueros. Sin embargo, ahora, la excusa parece ser otra. Se supone que, ahora, dado que hay otros intereses, según dicen, mucho más importantes, la reacción marroquí debió ser mucho mayor, sino igual a la de entonces.
Pero nada de esto ha sucedido. Marruecos no ha convocado al embajador de la Unión ni, tampoco, ha ‘llamado a consultas’ a su embajador en Bruselas, figura ésta que comporta un mayor grado de tensión que la simple convocatoria del embajador.
Ante la disyuntiva de tener que exhibir fortaleza ante la propia opinión pública interna y, al mismo tiempo, no enemistarse con la Unión Europea, Marruecos, ha hurgado en los manuales de las relaciones diplomáticas y, en ese empeño, no ha tenido más remedio que terminar imitando a Israel.
Y, efectivamente, a finales de noviembre del año pasado, después de que los Veintiocho hubieran decidido la aplicación de medidas sobre el etiquetado de productos procedentes de los territorios ocupados ilegalmente por Israél, Netanyahu, procedió a “suspender las relaciones con las instituciones de la Unión Europea”, pero ciñendo tal suspensión a la participación de la Unión Europea en el Proceso de Paz con los palestinos.
Ahora, Marruecos, en una situación bastante análoga, aplica la misma medida, pero sin darle un contenido claro.
Es decir, no se ha aclarado en qué consistiría esa ruptura de contacto con las instituciones de la Unión Europea y si se refiere a algún campo en concreto a toda la esfera de relaciones entre la UE y Marruecos.
El mismo tribunal y, también, los mismos jueces que han anulado el Acuerdo Agrícola con Marruecos se pronunciará en breve sobre otra cuestión mucho más golosa, el Acuerdo de Pesca. Y es altamente probable que su pronunciamiento sea idéntico al emitido con ocasión del Acuerdo Agrícola. Es decir, todo parece indicar que ese Acuerdo, muy beneficioso para Marruecos, será anulado. Y, entonces, suspendido o no suspendidos los contactos con las instituciones de la UE, Bruselas, procederá al cierre del grifo de euros que paga a Marruecos por faenar en aguas saharauis.
¿De verdad tiene sentido lo de suspender los contactos con la UE? Esta medida persigue dos únicos objetivos:
Elevar la moral de la opinión pública marroquí, exhibiendo cierta fortaleza frente a actores tan importantes como la Unión.
Y para que los medios de comunicación europeos repitan esa falacia de que Marruecos es el guardián del flanco sur de Europa.
Decimos que es una falacia, porque Marruecos, tan sólo se limita a beneficiarse del sudor ajeno. Se diga lo que se diga, los verdaderos guardianes del flanco sur de Europa son Mauritania, el Polisario, Argelia, Mali y Senegal. Ellos son el verdadero dique de contención ante los flujos migratorios y ante la amenaza yihadista. Marruecos tan sólo se beneficia del sudor de los demás.
Eso sí, el hachis, no se cultiva en el desierto del Sahara ni, tampoco, en el África Subsahariana, es un producto propiamente marroquí y del que saca un buen provecho.
Haddamin Moulud Said
ibnuabirabiaa[at]yahoo.es
26.02.16
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26.2.16
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