de Sadafa ould Mhamed ould Bahia
[traducción de "Lettre à mon grand frère Mohamed Abdelaziz" por I.M., Madrid]El Sáhara Occidental es una entidad en proceso de gestación. Un proyecto que avanza a trancas y barrancas.
Desde hace treinta y cinco años ostenta usted el puesto de Director. Le corresponde terminarlo o finiquitarlo. No se puede confiar totalmente en la fatalidad. Las condiciones se crean; con la ayuda de su carácter y de su talla ha usted de hacerlo.
No es una falta de respeto hacia usted el hablarle de esta forma. ¿No es usted un hermano mayor y un compañero de ruta?
No se encierre en la espera, en la soledad. Actúe. No tenga miedo a cometer errores; ya ha cometido usted bastantes.
Un movimiento que no consigue éxitos, muere. Puede que lentamente, pero muere seguro…
Argelia hace lo que puede
(1), algunos amigos también, la solidaridad -poco cansada- nos consuela, a pesar de apreciables deserciones imputables a quien sabe quien.
Lo repetimos a menudo: ¡los amigos no pueden ponerse en nuestro lugar!
Si pretende usted rejuvenecer el sistema, deshágase de los malos agüeros, el resto le será devuelto con creces… Corra el riesgo de demonizar las palabras «reformas», «cambio». Su poca prisa para actuar es desconcertante. No le de municiones a aquéllos que no le llevan en el corazón. Si, y sólo si..., se encontraría usted desbordado, y no es lo que le deseamos.
Un estado de lugar de nuestro perímetro de soberanía pondría rápidamente al descubierto unas instituciones esqueléticas, enfermerías convertidas en rincones para tomar el té, escuelas fantasma... No es casualidad que familias enteras emigren a Argelia, Mauritania, Marruecos y a otros lugares en búsqueda de una educación de calidad.
Por favor, deje de decir que su «transhumancia» no está justificada. Las decisiones sobre el futuro de los menores pertenece a sus padres, dada la cuasi dimisión de la institución pública.
Las generaciones futuras suelen representar una gran prioridad. Su opción de confiar a su compañero de siempre
(2) el sector de la enseñanza durante los años ochenta fue la correcta. La escuela de las «tiendas de campaña» lucía más que la de nuestro entorno actual. Los alumnos que regresaban a sus países de origen
(3) quemaban las demás etapas con desconcertante facilidad. Era el fruto de un contexto, de profesores coaccionados por miedo a una multa y del trabajo de un hombre. Sin su implicación excesivamente verbal, sus metáforas agresivas y exentas de humor, su celo durante los acontecimientos de 1982, el actual ministro de finanzas sería hoy en día un hombre sin par, un referente cultural, un modelo de éxito. Sus eczemas le ensombrecieron.
El poco interés concedido a la escuela tradicional es una patraña añadida. Lo lamentará algún día.
No escuche, hermano mío, a aquéllos que pintan la situación de color rosa. Su compromiso es proporcional a la «leche que da la vaca», los víveres en los comercios o el volumen de los gastos de misión.
Se lo suplico, escúcheles cada vez menos ya que le están engañando. Les comparo prudentemente al último cuadrilátero de los amigos X que pretendían desafiar a la razón.
Escuche más bien a los jóvenes que blandieron pancartas los días 5 de marzo y de abril delante de sus oficinas. No llevaban piedras, portaban pancartas. Ellos están más legitimados para llamarle a usted al orden.
No tenga miedo de hablar con aquéllos que firmaron el manifiesto por las reformas. Se trata de la flor y nata del pueblo saharaui.
Atrévase, mi querido hermano.
Y si todavía quiere proseguir con el proyecto, deberá usted dar muestras de que nuestro capitán está dispuesto a desafiar las turbulencias del momento, quedarse arqueado, la mirada fija y puesta en el timón, y no sucumbir al pánico cuando parezca que nos hundimos. Si usted quiere, puede hacer muchas cosas.
Lo que se le solicita no es una invitación a una sesión del Vaudou, ni demandarle concesiones irrealizables. Aquéllos que tienen ganas de trabajar repiten que quien quiere, puede. Y yo sé que usted puede…
Todas las culturas lo recuerdan: ayúdate a ti-mismo que Allah te ayudará; le corresponde a cada hombre demostrar su valor, «mets-toi le canari sur le genou et Dieu te le mettra sur tête…». Y la lista sería larga.
De ahora en adelante, la credibilidad de nuestro movimiento se medirá dependiendo de lo que haga en los próximos meses el director o el capitán. Mi querido hermano, las siguientes torpezas, mencionadas en la lista más abajo, no pueden escapar a su vigilancia a menos que no sea usted completamente objetivo al catalogarlas:
1- La promesa repetitiva de mantener el congreso del Polisario un año después de los plazos previstos por nuestro reglamento equivaldría, en otras regiones, a la modificación arbitraria de la constitución para incluir en ella los mandatos ilimitados o para instaurar la presidencia de por vida, a semejanza de regímenes poco recomendables. Esta decisión unilateral es apolítica.
2- Las diferentes manifestaciones que se reparten durante el año (festival, maratón, competiciones, veladas exóticas o congresos de movimientos de masas, reuniones del secretariado nacional y de su junta), son prácticamente improductivas. No suelen ir seguidas de una acción duradera; se conceden demasiado a menudo gracias a ciertas amistades o al talante del demandante. Estas manifestaciones, al ser irracionales, no pueden aligerar el peso cotidiano de los refugiados, que tienen la mente en otra parte…
3- Más estimulante es la celebración de reuniones para mantener conversaciones informales. Resultan más que ilustrativas, nos hacen sentir que existimos. Abanican el viento, cierto es
(4), pero…. ¿Admitiría usted quizás que el resultado de cualquier negociación es una equilibrio entre la relación de fuerzas, amén de otras consideraciones? -por ejemplo, la situación de Indonesia en vísperas del acceso de Timor Oriental a la independencia política. ¡No fue con fusiles con lo que se expulsó a los indonesios!
Reconozcamos al menos que el tacto del infatigable embajador Christopher Ross creó el ambiente adecuado. Nos entusiasma para algunos nos hace «soportar un insoportable presente»
(5).
4- Las relaciones exteriores (ministerio, embajadas y representaciones), pensadas explícitamente para representar el puesto avanzado de la Organización tras el alto el fuego, resultaron una pobre prestación. Algunos hombres en la flor de la edad o un grupo de ancianos, como se suele decir, se esfuerzan en realizar humildemente el trabajo que se les encomienda. Un jefe que pretende usurpar tanto el balance como el honor oculta el impacto de esta labor.
«Es un Hombre con H mayúscula… que construye una comunidad» recalcan aquéllos imbuidos de nuestra cultura oral Hassanya. Dirigir a hombres no se aprende en la escuela. La mente de un jefe, el tono de su mensaje y sus gestos saltan a la vista; su cultura, su formación y su entorno familiar son bazas añadidas.
5- Supongo que no es mezquino decir al inamovible ministro que se amolde a los temerarios empresarios japoneses. Cuando el balance se sitúa por debajo de las previsiones, se rajan, generalmente para asumir tareas que desarrollen con éxito, más exaltantes. No resulta una humillación para esta civilización. Además, no siempre se puede «vender» a un padre, una hermana o un hermano que ha estado en la cárcel, o incluso a un mártir.
Pero dirijo esta misiva a mi hermano mayor, y sólo a él. No hay espacio de libertad en nuestro entorno, y las caras ocultan mucho esa carencia.
El silencio mata…
No podemos sugerir nada en las reuniones, preparadas la víspera, por instinto o por placer; nos ganan la partida, nos comparan con profesionales). Algunos responsables tienen la loca manía de apelar a «espontáneos» para paliar la buena marcha de las reuniones o ciertas previsibles intervenciones que deben ser acalladas, bien por la alocución de un mandato clarividente, bien por eslóganes gritados fuera de contexto. También para no perjudicar la marcha de la reunión, y abortar el asunto que «el enemigo va a explotar». Por útimo, por oportunismo: nuestras familias son «la madre del chacal»
(6). No deseamos atraer sobre ellas los rayos de mofa de aquéllos que no conocen las reglas del juego. No podemos privar a un ser querido de una banal formalidad administrativa, de un pasaporte para ir a buscar mejor suerte en otra parte, de un favor al alcance de la gente de nuestro nivel. Aquí, en nuestra casa, el silencio es mucho mejor delante de un colegio -en sus marcas- dispuesto a armar jaleo en nuestra contra.
Hermano mayor: inteligente, fuerte tras treinta y cinco años de experiencia en el poder, a veces compartido, a veces usurpado, sabrás encontrar la meta. Su humanismo, incluso mermado por los años de fuego y brasas, podrá resucitar. Afortunadamente existe el perdón. Y para tranquilizarle le diré que ¡no conozco un solo saharaui propenso a reemplazarle!
Me dirijo aún a mi hermano mayor, a quien he ahorrado la intrusión de otro tema, menos glorioso, que sigue mermando la imagen de la Organización: los años de cenizas
(7). Será ese el tema de mi próxima carta.
Inchaa Allah
Sadafa ould Mhamed ould Bahia
representante designado en Polonia
Correo : samoba19@yahoo.fr
NOTAS:
(1) Durante su primera visita a Paris tras ser elegido en la Magistratura Superior, el presidente Abdellaziz Bouteflika ofreció una brillante recepción a los amigos de Argelia. Acompañado por Dña Elisabeth Muller y otras personas, mi amiga me sugirió preguntarle sobre los saharauis. Estuve de acuerdo, y tuve que abrirme paso entre cientos de personalidades que se arrebujaban para tender la mano al presidente. Cara a cara, Elisabeth transmitió el mensaje. «Señora, hago lo que puedo», respondió el presidente. Desde entonces, Bouteflika no ha cambiado.
(2) Mohamed Lemine ould Ahmed
(3) Argelia, Libia, Cuba, Siria, Unión Soviética, Alemania del Este, Yugoslavia, Polonia y más tarde España, Francia, la RFA, Austria. También hay estudiantes que arrojaron luz sobre la oscuridad reclamando saber, sin que el movimiento les acompañara.
El presidente Thomas Sankara prometió abrir la universidad de Ouaga a los estudiantes saharauis. Su amigo de toda la vida, su «fiel» compañero, el actual presidente Blaise Compaoré, se lo impidió… muy trágicamente.
(4) Muchos de nuestros cuadros, reales o supuestos, no esperan nada de estos encuentros. Retomando la fórmula de uno de ellos, «son aire».
(5) Jean Lacouture, antiguo e ilustre director del periódico “Le Monde” (Francia). En su libro (he olvidado el título).
(6) En nuestra mitología es como «no toques a mi colega».
(7) Más de trescientas personas fueron detenidas, humilladas, torturadas, marcadas con fuego por unos, atadas permanentemente por otros, mantenidas en las condiciones más degradantes dentro de lo que asemejaba a culos de botella, a la merced de personas sin escrúpulos; condiciones que el autor de «el infierno de Guantánamo» no podrá describir. Ni siquiera eximieron a nuestras madres y hermanas. La mía, los míos, fueron, durante años, el objetivo de los milicianos «populares» o de los comisarios políticos condicionados. Sin las plegarias de mamá -que se unió al Polisario en 1977 regresando de la Meca donde deseaba terminar sus días al lado de las tumbas del profeta- y de la tenue intervención de Mohamed Abdelaziz, el autor de sus filas sería liquidado de la forma más atroz como el destino de su amigo Teghra, de Mohamed Moussa, de Hameti Ould Abdelvettah (el hermano del marido de su hermana), de Bouna ould El Alem y de muchos otros. Aquéllos que escaparon a la muerte, tendrán secuelas de por vida, físicas y mentales. Le juro que las ganas de cerrar esta página negra es muy difícil. Desde hace muchos años, y a causa de esta ola ciega, una de mis hermanas y su hijo cautivan toda mi atención ya que intento extirparles una depresión recurrente. Es uno de los desafíos de mi vida… además de los que dependen de mi hermano, nuestro hermano Mohamed. Y la pesadilla no ha terminado…
--------------Este texto expresa la opinion del autor y no de los moderadores del foro.

Carta a mi hermano mayor, Mohamed Abdelaziz