En esencia, el próximo XIII congreso del F. POLISARIO está llamado a resolver cuestiones de diversa naturaleza política y jurídica.
La Primera, afecta a la propia Organización del POLISARIO, la segunda, al Movimiento de Liberación Nacional Saharaui y, la tercera, a la República Árabe Saharaui Democrática. O sea, tres aristas de un mismo cuerpo.
La Primera, la que afecta a la propia Organización Política del F. POLISARIO, impone la necesidad de adecuar la Organización del POLISARIO a los tiempos que corren. En menos de tres años, estaremos celebrando el 40 cumpleaños del POLISARIO y como toda obra humana, a esa edad, necesita alguna revisión. Los cambios de toda clase y condición que ha experimentado la sociedad saharaui, tanto la del exilio como la de las Zonas Ocupadas, exigen la refundación del POLISARIO. No es de recibo que 40 años después, sigamos con las mismas estructuras y, sobre todo, con las mismas figuras.
La Segunda, la más fundamental, es abordar la cuestión de nuestro destino. Es evidente que el curso actual de los acontecimientos no se ajusta a nuestras demandas. La Legalidad Internacional nos asiste si optamos por reemprender la lucha armada. Y no parece sostenible, al menos a largo plazo, dejar nuestro destino en manos de unas instituciones que -sobradamente demostrado, está- no tienen la más mínima intención de arreglar el conflicto. O dicho en otras palabras: ¿hasta cuándo vamos a soportar que la MINURSO sea el verdadero guardián y valedor de la invasión marroquí? La cuestión del Proceso de negociaciones o la reanudación de las hostilidades bélicas no puede seguir siendo secuestrada por un reducido grupo del Secretariado Nacional Saharaui. El Congreso, en tanto que instancia suprema, debe poner límites a la capacidad de tal Secretariado en ambas cuestiones.
La tercera cuestión, y no menos delicada, afecta a las cuestiones generadas por la excesiva prolongación del conflicto. Inicialmente, el exilio, la organización de los Campamentos de Refugiados y la Administración en suelo argelino, no eran más que una solución provisional. Pero los ideólogos de entonces, no calcularon las consecuencias que podrían derivarse de una prolongación excesiva del conflicto. En consecuencia, los Campamentos se han ido agrandando, los ciudadanos, aún dentro de un clima bélico o cuasi bélico, han ido adquiriendo derechos e incrementando el techo de sus reivindicaciones, de tal modo que el sistema, inicialmente provisional, ya no puede sostener una situación así. Los aspectos más visibles de nuestro Estado (RASD), han adquirido tal grado de gigantismo que, ya no caben en la camisa del POLISARIO. Indefectiblemente, necesitan estructuras propias de un Estado para su gestión. La gestión de la educación, la sanidad, la administración, el ejército, exteriores, etc, etc, etc, son aspectos que, a día de hoy, erosionan de modo muy visible al POLISARIO. En estos aspectos, el ciudadano de a pie exige controlar la actividad de los responsables políticos, exige poder elegirlos, destituirlos y, en su caso, castigarlos. Y hete aquí, quizás, la ratio última del descontento generalizado.
Es evidente que la gestión llevada a cabo por los actuales gobernantes deja mucho que desear, vista desde la conjunción de las tres cuestiones planteadas. En efecto, el POLISARIO es, hoy día, una Organización menos sólida de lo que había sido; el Movimiento de Liberación Nacional Saharaui ve más lejos, que antes, la posibilidad de alcanzar sus objetivos y; la RASD tiene menos éxitos externos y menos logros internos que antes.
El ciudadano, antes, actor principal de la lucha armada y situado en el centro mismo del campo, ha sido desarmado de sus principios ideológicos y ha sido postergado hacia las últimas gradas del estadio. Toda vez que la actividad del POLISARIO se ha limitado a gestionar unos determinados recursos, el ciudadano, se ha convertido en un elemento decorativo del que cabe prescindir con bastante facilidad. Como quiera que lo hemos desposeído de los principios ideológico revolucionarios que lo habían guiado durante tantos años, ahora, podemos prescindir de él.
Así las cosas, la brecha abierta entre la clase política y la sociedad civil es tan grande que asistimos a acontecimientos de extraordinaria gravedad: los ciudadanos saharauis empiezan a organizarse masivamente a espaldas de los poderes políticos. El hecho de que un grupo de saharauis firme un Manifiesto público y, otro, se manifieste de modo continuo ante las instituciones saharauis revela que la clase política ha perdido, por entero, el papel de guía que venía manteniendo durante los últimos años. Y eso es algo muy grave.
Se sabe, por lo demás, que la inmensa mayoría de la sociedad saharaui comparte los argumentos, tanto del Manifiesto como de las Manifestaciones. A fin de cuentas quienes firman el Manifiesto o quienes se manifiestan en Chahif Alhafed no son ajenos a la sociedad en la que viven.
Frente al creciente movimiento contestatario, nuestros gobernantes, no acaban de acertar con el método. Las maratonianas giras que les han llevado por las cuatro ‘wilayas’ y por Chahid Alhafed, entre otros actos, les han permitido tomar el pulso a la sociedad. Dicha toma de pulso les ha confirmado sus peores temores:
-La sociedad reclama la reforma del Sistema;Y a todo ello contestan, según ciertas informaciones, con el anuncio de la creación de un Comité de Reflexión. Y hete aquí que el momento oportuno para tomar el pulso a nuestros gobernantes es, precisamente, el momento, la forma y composición de ese anunciado Comité de Reflexión. Sin duda alguna, la elección, procedencia y diversidad de los miembros de dicho Comité serán la prueba de algodón para calibrar la voluntad real del Poder para atender a las pulsiones de la sociedad. Veremos.
-La sociedad imputa a la clase política los males que aquejan al Sistema;
-La Unidad nacional, entorno a la cualidad del POLISARIO como representante único y legítimo del pueblo saharaui, está fuera de toda duda;
Haddamin Moulud Said (ibnuabirabiaa[at]yahoo.es). En Valencia (España), a 18 de mayo de 2011.
--------------Este texto expresa la opinion del autor y no de los moderadores del foro.
2 comentarios:
Me gusta tu artículo es muy objetivo, y tu reflexion es bastante acertada, pero como siempre este poder instalado (el del Mohamed Abdelaziz) no dimitirá ni en sueños ,es igual Ali Salah , el del Yemen. Al Presidente pasa de todas las críticas y él a lo suyo, sobornar , crear clanes afines, prometer todo para que el congreso pueda salir elegido.
La clave de todo esto es quienes son los congresistas, sabiendo los criterios que para serlo , te diré como será el final.
Desgraciadamnete despues del congreso todo será igual, ójala me equivoque.
Yusef Lemsayed1979@hotmail.com
Entre predicar y dar trigo hay mucha diferencia. Y para no caer en el mismo pecado que los que criticamos, hay que mantener la distancia objetiva de las cosas; estar por delante de los acontecimientos y no ensañar con las putrefacciones del movimiento.
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