En vísperas de este próximo XII Congreso General del F. POLISARIO existe, a nivel popular, un exceso de esperanzas. Digamos que el grueso de las opiniones piensa que este Congreso tiene que aportar las soluciones a los problemas que todos conocen.
Demasiado tiempo y energías se han desviado hacia materias que no son genuinamente congresuales. Si la emigración tiene problemas de documentos o se queja de la carestía de las tasas administrativas eso, por Dios, no puede ser materia de debate en la preparación de un Congreso. Podrán manifestarse o quejarse ante la Administración o el Ministerio correspondiente, pero no deberían perder tanto tiempo y energías discutiendo sobre ello, en un Congreso que tiene todas las bazas para ser un Congreso histórico.
Las verdaderas cuestiones que deberían absorber la atención y la ocupación de los congresistas deberían ser las relativas a los límites materiales y formales de cualquier proceso de paz. Esto es, primero, hasta dónde se puede aceptar lo que resuelva el Consejo de Seguridad y, segundo, hasta dónde se puede negociar con Marruecos. En resumidas cuentas, esas decisiones tomadas, en el pasado y las que se tomen en el futuro, por el núcleo duro del POLISARIO, deberían ser el meollo de los debates del Congreso.
El Congreso debe trazar las líneas rojas que ningún gobernante saharaui pueda franquear. Debe dejar claro el límite de las concesiones que el pueblo saharaui está dispuesto a conceder. Y, luego, encomendar la función de vigilancia, control y seguimiento a un órgano determinado que rinda cuentas ante el pueblo, después de cada Resolución del Consejo de Seguridad.
¿Cómo podemos admitir que alguien, en nuestro nombre, tome decisiones que no nos gusten y que, luego, cuando resulten ineficaces, no rinda cuenta alguna ante la sociedad?
¿Quién ha tomado la decisión del alto el fuego, admitiendo la presencia, en el territorio, del ejército, la policía, los colonos y la administración marroquíes? Después de 17 años, ha aportado algo positivo esa decisión? ¿Nos acerca más a la independencia esa decisión? ¿Su autor o autores han rendido alguna cuenta ante la sociedad?
¿Quién ha aceptado la inclusión de hutus y tutsis en las listas del censo electoral, adulterando por completo el cuerpo electoral? ¿Ha rendido alguna cuenta el autor de esa decisión?
¿Quién ha aceptado, en nuestro nombre, el peligrosísimo Plan II de Baker?¿Ha servido de algo su aceptación? Si. Ha quedado claro que Marruecos obstaculiza los intentos de resolución del conflicto. ¿Pero es que a caso era eso lo que se perseguía? Después de que todo el mundo calificara de ilegal la invasión del Sahara, a nuestros dirigentes no se les ocurre otra cosa que aceptar Resoluciones del Consejo de Seguridad con la única finalidad de demostrar, ante el mundo, que Marruecos obstaculiza la paz?¿Conociendo de antemano que Marruecos lo iba a rechazar porqué fue aceptado?¿Se ha dirigido el autor, de esa decisión de aceptar el Plan II de Baker, al pueblo saharaui para dar alguna explicación?
En abril del 2006, el Presidente de la RASD dijo, a propósito de la idea de entablar negociaciones sin condiciones previas: “Derrota y abdicación de la ONU”, “trabajo irresponsable”, “grave error”, “mascarada hipócrita”, “atentado sin precedentes”. Bujari, por su parte, había dicho que las negociaciones sin condiciones previas a las que se refiere la propuesta de Annan son “incoherentes y kafkianas”. ¿Qué ha pasado para que, en apenas doce meses, el POLISARIO se haya olvidado de eso y haya pasado a mostrar su satisfacción por la Resolución del Consejo de Seguridad, de abril de 2007, que impone a las partes entrar en negociaciones directas sin condiciones previas? ¿Quién ha tomado esa decisión? ¿Quién ha aceptado entrar en esas negociaciones estando presente Jalih’elhum’ uld Rachid? ¿Alguien ha explicado a la opinión pública saharaui las conveniencias que han adquirido, en abril de 2007, las negociaciones sin condiciones previas, y que no las tenían en abril de 2006? ¿Alguien ha explicado los motivos de esos giros copernicanos con que es tratado el destino de todo un pueblo?
En definitiva, el Congreso que debería ser la sede natural para el debate y la claridad de estas ideas ha sido sustituido por un zoco medieval de mercaderes donde las lentejas, los documentos de los emigrantes, los sueldos, el empleo, la corrupción y las listas acaparan la mayor intensidad de los debates.
Si desde 1991 las concesiones del POLISARIO vienen dibujando una pendiente cuesta abajo, este próximo XII Congreso debería servir, EXCLUSIVAMENTE, para aclarar cuál es el punto y el momento temporal a partir del cual el pueblo saharaui rompe la baraja y retoma las armas.
Por otra parte, las elevadas dosis de esperanzas puestas en este Congreso disparan las probabilidades de que una decepción tsunámica pueda arrasar con el remanente de fuerzas estocado y dejarnos sin aliento, si al final el Congreso pasa volando sin arrojar solución alguna a los problemas que tiene la sociedad. Por ello, quizás, resulte interesante aprender de las experiencias internacionales para hacer frente a situaciones prolongadas de estancamiento. Esto es, la técnica empleada por el Consejo de Seguridad de NN.UU para prorrogar durante seis meses el mandato de la MINURSO, insertando paradas cada dos meses , podría, dicha técnica, ser asumida por nuestros congresistas para, no alterando la periodicidad de los congresos, al menos fijar períodos de tiempo más cortos, de un año o dos, para hacer paradas que permitan examinar los programas y el grado de su cumplimiento.
Otra cosa es preguntarse para qué sirve el Gobierno y el Parlamento. Si la ciudadanía reorientara sus esperanzas para resolver los problemas del día a día hacia la forma de elegir y destituir sus gobernantes, el Congreso podría esquivar esa probabilidad de generar una decepción tsunámica. Esto es, el malestar generalizado en que se ha situado la sociedad debería estar dirigido hacia el Gobierno y el Parlamento y no poner todas las esperanzas en un Congreso de cuatro días. Nuestra responsabilidad, pues, es elegir a los mejores, de entre nosotros, para colocarlos en el Parlamento y obligarles a controlar con toda la ferocidad la actividad del Gobierno.
Huneifa ibnu Abi Rabiaa, a 16 del Al Fatr Tali del año XXXIV de la fundación del F. POLISARIO.
--------------
Esto texto esprime la opinion del autor y no de los moderadores del foro.
Ce texte exprime l'opinion de l'auteur et n'engage pas les modérateurs du forum.
This text exprimes the opinion of the author and not of the moderators of the forum.
