21.9.18

El caso de Mahmud Zedan y la libertad de expresión en los campamentos saharauis

Por Lehdía Mohamed Dafa


Hace apenas unos días, en los campamentos de refugiados saharauis, el periodista Mahmud Zedan ha sido convocado, de nuevo, por las autoridades judiciales locales. El Fiscal General del Estado ha sido quien ha pedido su comparecencia ante el Tribunal de Apelaciones en el campamento de Bojador, informándole de la acusación presentada contra él por más de 35 altos cargos de distintas instituciones del Estado saharaui. Ministros, gobernadores y parlamentarios se quejan de la exposición pública y “difamación” a las que, según el Fiscal, Mahmud les somete en las redes sociales, especialmente a través de los debates en directo que emite en Facebook.

Como en anteriores ocasiones, Mahamud está recibiendo grandes muestras de apoyo y solidaridad por parte de muchos saharauis y medios independientes. Y mientras se espera el desenlace de esta enésima detención, de nuevo, un interesante debate se libra en las redes sociales sobre la libertad de expresión en los campamentos de refugiados saharauis.

Al igual que en la mayoría del mundo árabe, los medios oficiales del Estado saharaui en el exilio argelino, han sido un mero instrumento monopolista de propaganda que pretende establecer y repetir machaconamente el relato oficial sin el menor resquicio a otras interpretaciones u opiniones, tratando de asegurarse el control ideológico y político, de lo que sin el menor pudor y fruto de la herencia nacionalista y marxista, denominan masas. Así, durante casi media centuria, se vienen arrogando el papel de garantes de una ficticia unidad y defensores de una causa disecada por la inanidad intelectual de una clase política a menudo parasitaria.

Todos los saharauis, aunque unos más que otros, en ocasiones, nos hemos autocensurado pensando que así hacíamos un servicio a nuestra causa, infravalorando la fortaleza que supone el debate y el efecto corrector que pueden tener las ideas críticas cuando estás responden a legítimas aspiraciones de nuestra población. Pero el mundo vertiginoso que vivimos ha incorporado a nuestra actividad diaria nuevos canales (satélites mediante) de acceso a la información y nuevas tecnologías y soportes de comunicación (redes sociales principalmente) que han convertido a los medios de propaganda oficial en una antigualla devaluando casi por completo su influencia y credibilidad.

La conexión masiva de la población saharaui a internet con la revolución de los smartphone ha sido asomarse a una ventana de aire fresco que ha favorecido el nacimiento de unos medios independientes y de mensajes libres por primera vez en los campamentos de refugiados saharauis. La revista digital “Futuro Saharaui”, que irrumpe en la escena a finales de los años noventa, es la decana y quizás el mejor exponente. Años después han ido apareciendo cada vez más portales, blogs y páginas web que han ido ampliando y enriqueciendo los espacios para el intercambio de información, análisis y debate.

Para intentar, inútilmente, contrarrestar la creciente influencia en la opinión pública saharaui de cada vez más influencers, muchos de ellos jovencísimos, el aparato estatal saharaui, en su exilio dorado, está desatando una campaña de censura, amenazas y difamación, en esta última son auténticos expertos. Pero también, y aquí si hay que reconocer que se han puesto al día, han organizado y promueven una red de nuevos medios y plataformas, que disfrazados de independientes aprovechando la apertura, tratan de llevar el agua, que ya se desborda, al molino del oficialismo.

Muchos comunicadores y líderes de opinión hoy se tienen que debatir entre el miedo a la difamación o el arresto, la resignación a transitar solo por lo tolerable o lanzarse a hablar alto y claro, con los costes que ello supone. Sin embargo, y a pesar de todas las maniobras, esta batalla la tienen perdida, no se pueden poner puertas al campo, no van a conseguir acallar la polifonía de voces críticas frente a la incompetencia y la corrupción. A diario decenas de periodistas, como Mahmud Zedan, seguirán transcribiendo la realidad y cotidianidad saharaui con sentido crítico y objetivo, alejados del relato oficial de la propaganda y del juego de intereses del establishment. Mahmud Zedan, entre muchos otros temas, con sus debates y denuncias, ha declarado una guerra abierta a la corrupción política y económica que anida en tantas instituciones del Estado. Sus debates abiertos y directos en Facebook se han convertido en una verdadera pesadilla para muchos altos cargos; el precio: sólo en lo que llevamos de año, ha estado desparecido durante meses y citado por las autoridades policiales y judiciales en más de una ocasión. Esta vez, según ha declarado el mismo Mahmud, ha sido coaccionado y amenazado por el Fiscal General del Estado para que firmase un documento donde se comprometa a “dejar en paz” a ciertos altos cargos del Estado, a cerrar su página de Facebook y sus transmisiones, que tienen una enorme audiencia, en las redes sociales; de no hacerlo corre serio peligro de ir a la cárcel, ser expulsado de los campamentos o entregado a la justicia argelina, sic….

Aunque ha sido puesto en libertad, hasta la fecha, Mahmud, no ha recibido ningún apoyo por parte de la Comisión Nacional Saharaui de Derechos Humanos, como tampoco lo ha hecho ninguna de las múltiples asociaciones saharauis que dicen defender estos. Y como bien dice el mismo Mahmud, es una vergüenza que nuestro Estado, que ante el mundo hizo de los derechos humanos su bandera de lucha, en casa asfixie a sus propios periodistas y ciudadanos por el simple hecho de ejercer el más elemental, la libertad de expresión.

Lehdía Mohamed Dafa
lehdia.m.dafa[at]gmail.com
Madrid, 20 septiembre 2018

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2.9.18

RABUNI CENTRO DE LA ALQUIMIA MONETARIA


por Abdalahi Salama Machnan

Cuando tardas un cierto tiempo en visitar los campamentos, al regresar, compruebas que la vida allí es plana, monótona, indolente, sin contrastes, sin nada que resalte y te haga plantearte cosas. ¿Por qué elegimos un camino u otro? ¿Qué eliges hacer, seguir con tú familia o emigrar? ¿Se podrá ser feliz sin nada? Somos naturaleza y crecemos únicamente en la materia. Somos el resultado de algo natural que se va materializando cada vez más y más hasta llegar al punto de que tanto tienes tanto vales.

Qué tiempos, ¿Verdad? El que es alguien no parece nadie y el que hasta hace poco tiempo no era nadie, un mindundi, un piltrafa; ahora un “Don todo”. No crecemos en la cultura de la ayuda mutua, en construir para mejorar. Crecemos en competencia, lucha, desafío… ¿Depende mi éxito del fracaso de otro? En mi reciente viaje a los campamentos pude constatar algunos de estos comportamientos. Al descender por la puerta de uno de los coches que hacen el servicio de Taxi entre Tinduf y Rabuni, sentí el roce de una brisa cargada de aire espeso y caliente que me hizo advertir que tenía la frente cubierta de sudor, y que había llegado al mercado bursátil, a la bolsa de valores de Rabuni.

Un sol de terciopelo pintaba las callejuelas de su área. Rabuni es una zona que se caracteriza mucho por un enjambre de construcciones de adobe y cemento apiladas desordenadamente, sin croquis arquitectónico.Es un supercentro repleto de tiendas de comercios, con más énfasis en las mercancías generales; también tiene un hipermercado del neumático de desecho, contenedores viejos, coches desmontados y almacenes de la ayuda internacional.

Es un lugar que huele si no apesta, a dinero a mucho dinero. Probablemente el excedente de liquidez del que disponen sus comerciantes supera con creces el PIB de la ciudad de Tinduf.

Los excedentes de liquidez son una problemática que muchos negocios en marcha deben enfrentar. ¿De qué se trata? En términos prácticos, están conformados por todos los fondos que quedan en caja una vez cubiertos los costos operativos y los gastos de capital. El escenario y la prosodia de las formas desprenden del epicentro de Rabuni un aire opresivo, una cultura de amasar fortuna exenta de cualquier gravamen fiscal. Un lugar exclusivamente dedicado a la alquimia monetaria, recordando al consumidor en todo momento que aunque creyese estar dentro, en realidad siempre estaría fuera y al otro lado de la proverbial línea. Sus comerciantes en su mayoría tienen una risa fría, de cristal. Nada sorprende y asusta más que lo que uno ya sabe.

Hay una infinidad de calificativos que se podrían atribuir, a quienes se enriquecen ilícitamente a costa de ciertas prácticas mercantiles y no sé cuantos más, a las personas que tengan bienes y capitales en paraísos fiscales, sociedades opacas, cuentas secretas, inversiones ilícitas, o no; no lo sé, repito, pero el hecho de que gran parte del circulante de divisas que opera en el mercado de Rabuni sea de políticos; demuestra la falta de escrúpulos, una conducta desviada del fin que debería ser el bien común y un conflicto de intereses. La política es una suma de solución, emoción y ética. Creo que nunca puede faltar la gestión estricta de cada uno de esos ingredientes.

Todos, nos vemos afectados por los efectos negativos de la globalización y los cambios técnicos de trabajo y la dinámica salarial: el futuro que creíamos deseable, y posible, se ve hoy amenazado y el nuevo mundo que emerge se ve oscurecido por tanta incertidumbre. Aquí permítanme referirme a las que afectan a los de abajo, en afortunada expresión de Mariano Azuela, es decir, a aquellos situados en la escala social. Por ejemplo, esa generación NINI que deambula a diario por Rabuni, esas mujeres que se levantan tempranamente para preparar el desayuno a sus hijos, vestirlos, llevarlos a la guardería o al colegio, esos valiosos hombres que dieron lo más preciado de su juventud en el frente de batalla, y que ahora rondan los sesenta y cinco años de edad sin ninguna cobertura social ni subsidio asistencial.

¿Cuánto ingresan por tamaño esfuerzo? ¿Alguien lo ve? Muchos otros comparten con este colectivo su invisibilidad. ¿Recuerdan la última vez que se han parado a pensar en la vida, personal o familiar de este colectivo de personas? Las expectativas que tenían, sus familias, y el futuro de sus hijos. Ni tiempo nos da para imaginar sus anhelos, sus dolores y sus preocupaciones. Como le podemos explicar a este colectivo que la cesta de los productos de primera necesidad, se haya disparado hasta tener los siguientes precios:
  • Un litro y medio de leche de camella equivale casi a 1€. 
  • Un kg de carne de camello equivale a 3,50 €. 
  • Un kg de tomate equivale a 1,10 €. 
  • Un kg de cebolla equivale a 0,81 €. 
  • Un Kg de pimiento equivale a 1,29 €. 
  • Huevos 30 unidades equivale a 2,69 €. 
  • Pollo 1kg equivale a 2,93 €. 
  • Aceite de Girasol Safia 1Litro equivale a 1,08€. 
  • Lentejas 800 gr equivale a 1,46€. 
  • Arroz largo SOS 1kg equivale a 1,39€. 
  • Té verde FLECHA 200g equivale a 2,31€. 
  • Leche CANDIA semidesnatada 1L equivale a 0,66€. 
  • Detergente OMO 330g equivale a 0,60€.
¿Quién regula los precios de este enloquecido mercado? ¿Cómo se puede controlar y reducir la inflación? ¿Los comerciantes de Rabuni sólo piensan en facturar beneficios? ¿Dónde está el Estado? Este colectivo invisible tiene el mismo derecho que todos, hay que tomar en consideración su dolor, su sudor y su nostalgia; convendría no olvidar que no somos el ombligo del mundo. Se necesita algo más de motivación. Y no cosmética.

Desde hace tiempo que veníamos alertando de que solo una política fiscal, puede hacer frente al aumento persistente del nivel general de precios. Una fiscalidad basada en impuestos directos al área comercial de Rabuni y demás comercios, y un control estricto del gasto público ambos dos puede reducir la demanda agregada, lo que llevaría a una caída de la inflación. Endurecer la política fiscal conlleva a reducir la inflación.

Un error no cava una tumba, pero la ceguera de la bolsa de valores de Rabuni y sus gestores deja a su capital financiero al pie del foso, a la espera de un tiro de gracia o de un ejercicio de recapacitación para controlar la inflación galopante. La situación de la clase invisible les puede acercar al abismo.

Abdalahi Salama Machnan
02.09.18
sah_camaguey99[at]hotmail.com

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1.9.18

Informe sobre la situación de los derechos humanos en el Sahara Occidental

descargar en formato PDF el Informe elaborado por el abogado Haddamin Moulud Said
En Ginebra, a 28 de agosto de 2018
mouludsaid[at]gmail.com

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