por Abderrahman Buhaia
Recientemente, concretamente el viernes 18 de marzo, por la tarde, se difundió una noticia procedente de los confines feudales de Rabat, que causó un enorme revuelo y euforia entre los vasallos de ese reino. Nos preguntamos qué noticia es esta, que ha causado este repentino júbilo y ha revuelto al vasallaje. La respuesta no puede ser más decepcionante.
Resulta que todo se debe a que, según la Casa “Irreal” Marroquí, el Presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, había remitido, de forma furtiva, al déspota M6, una misiva en la que expresaba su apoyo a la propuesta marroquí de una autonomía para el Sahara Occidental.
Aquí, lo primero que salta a la vista, es que M6 (en realidad debería llamarse C6, porque es, ni más ni menos, sin exagerar, que un Clon de Calígula) y sus vasallos, acuciados por crisis de todo tipo, y conscientes de su pecado original, están tan sedientos de cualquier rumor, chisme, bulo o noticia interesada que lo legitimé, que se agarran, ávidos, a cualquier cosa; a sabiendas de que esto, ni siquiera se puede considerar noticia; porque, en su fuero interno, y, por mucho que lo intenten, saben que no pueden hacer creer a los demás, algo en lo que ellos mismos no creen.
Lo segundo que se percibe, es que Pedro Sánchez, estaba tan avergonzado de la susodicha misiva, como de tener que remitirla a semejante personaje; que tuvo que hacerlo de forma furtiva, obrando como si fuera un contrabandista, que nadie debe saber lo que hace; y no como un Presidente del Gobierno respetable y orgulloso de su labor.
Si en los confines feudales del reino alauita y entre su vasallaje, la noticia se recibió con euforia; en el resto del mundo causó verdadero estupor, y no es para menos.
Es verdad que la política exterior es competencia del Presidente del Gobierno, nadie lo discute. Pero cómo se puede ser tan torpe, tanto en el fondo, como en la forma. Cómo quieres que te respeten, si actúas, de forma sibilina y opaca, como un vulgar contrabandista, casi emulando al destinatario de la misiva. Y observando la misiva en sí, cómo puedes emitir un criterio que no te corresponde emitir, un criterio que va en contra de la legalidad internacional habida y por haber; y que nadie, absolutamente nadie, del Parlamento (a excepción de parte de tu partido) respalda; un criterio que tiene un rechazo social total y absoluto.
Además, qué se ha conseguido con esto: dos cosas, la vergüenza nacional, y la degradación de someterse a los chantajes y seguidismo de las fantasías y delirios de CalígulaM6.
Con esta pésima decisión, Pedro Sánchez, el mayor daño no se lo ha hecho a los saharauis, sino a su propio país, al que deja sin ninguna credibilidad, y en una situación de clara debilidad.
La gente no es estúpida, y tampoco es amnésica, sabe perfectamente quiénes son los saharauis y quién es CalígulaM6, porque, entre cosas, él mismo se encarga de recordarles, casi diariamente, quién es, sembrando las costas de cadáveres o de gente desesperada, utilizada por él para presionar a sus “amigos” de Occidente.
Dejando de lado las fantasías y delirios patéticos de CalígulaM6, vamos a abordar, con seriedad, el tema del Sahara Occidental. Quién, al hablar de este tema, lo relacione con autonomía, una de dos, o es un completo ignorante del mismo y debería documentarse antes de abordarlo; o es un cínico redomado, oportunista y vendido, encima, a un pagador mezquino.
Quién nos hable a los saharauis de autonomía, nos ofende y, al hacerlo, se define a sí mismo.
Cómo hemos llegado a esto. Voy a tratar de desgranar, brevemente, como se han desarrollado los hechos.
En 1975, España, eludiendo sus responsabilidades de Estado como potencia administradora, abandona el entonces Sahara Español, después de firmar los acuerdos secretos de Madrid, mediante los cuales se reparte el Sahara Occidental entre Marruecos y Mauritania. La parte norte para Marruecos y la parte sur para Mauritania. Lógico, no es su tierra, es un botín que le arrebatan a España. No son dos regímenes, son dos bandas de vulgares ladrones. Marruecos invade el Sahara por el norte, bombardeando con napalm y fósforo blanco, la población civil, que huye hacia la vecina Argelia, buscando protección. Las imágenes de niños, mujeres y ancianos, diezmados y masacrados por las bombas, dan la vuelta al mundo entero, que, sin inmutarse, las contempla con indiferencia.
Los saharauis, organizados, en el Frente POLISARIO (fundado dos años antes), con escasos medios, pero con una voluntad inquebrantable y un arrojo épico, se enfrentan a los dos ejércitos, librando una cruenta guerra, y haciendo gala de un sacrificio supremo, que emana de la justicia de una causa por la que vale pena morir. En la contienda, el 9 de junio de 1976, cae en el campo de batalla nuestro líder, fundador del F.POLISARIO y primer Presidente de la RASD, Luali Mustafa Siyed.
Lejos de amilanarnos, esto nos da una razón más, para combatir con más coraje y valentía.
A los tres años, en 1979, Mauritania capitula y reconoce la RASD. Marruecos, delante de todo el mundo, con absoluta desfachatez, se anexiona la parte mauritana del botín.
En 1991, Hassan II, diezmado su Ejército, con pérdidas incosteables, y con más de 4000 prisioneros de guerra en poder del F.POLISARIO, vio con claridad, que no podía vencer.
No debemos olvidar que, en su discurso a la muchedumbre hambrienta y harapienta de la Marcha Negra, el 6 de noviembre de 1975, prometió que ocuparía el Sahara y reduciría a sus gentes en una semana.
Con la astucia felina que le caracteriza, recurrió a la ONU, para que le ayudara a buscar una salida “digna” de la guerra.
En septiembre de 1991, la ONU propuso un alto el fuego, con la condición de que se efectuara un referéndum, en el cual el pueblo saharaui decidiría libremente su futuro acorde a la resolución 1514 de Naciones, en un período no superior a 6 meses.
Nosotros, cuando empezamos a librar una guerra contra dos países, que invadieron impunemente nuestra tierra, a plena luz del día (ayudados por EE.UU., Francia y otros…), masacrando a nuestro pueblo, igual que lo hacía la Alemania nazi; nuestro objetivo, era y es, liberar nuestra tierra y expulsar de la misma al invasor, obligándole a respetar nuestras fronteras. El referéndum nunca fue para nosotros una opción. Repito, nuestra única opción, era y es, liberar nuestra tierra y expulsar al invasor de la misma y no permitirle violar nuestras fronteras.
Estoy dando mi vida, mi familia y lo que más quiero por mi tierra y tú te atreves a preguntarme si quiero mi tierra o no. El mero planteamiento de ello, es en sí, una ofensa.
Aun así, nosotros, ingenuamente, confiando en la ONU, accedimos a la petición de ésta de darle una salida “digna” de la guerra, que no se merece, a Hasan II. Ese fue nuestro fatal e imperdonable error: aceptar un alto el fuego, condicionado a un referéndum.
Imperdonable, porque era obvio, y porque no supimos enmendarlo a tiempo. Expirado el plazo comprometido para el referéndum, y no llevarse a cabo éste, teníamos que haber vuelto al campo de batalla.
No tiene ningún sentido preguntarle a alguien si quiere la tierra por la que está dando su vida. El alto el fuego tenía que estar condicionado únicamente a la salida de la fuerza ocupante y al respeto de las fronteras reconocidas. Estaba claro que Hasan II solo quería ganar tiempo, confiando en que, con el tiempo, iba a desgastarnos y diluirnos. Lo primero, ganar tiempo, lo consiguió; lo segundo, murió sin conseguirlo; y su hijo, CalígulaM6, tampoco lo conseguirá. Tiene suerte, si sigue conservando el trono,
Veintinueve años, elevando la resiliencia a su máximo exponente, y con una paciencia infinita, tirados en el desierto más inhóspito del planeta, no han cambiado en lo más mínimo nuestra férrea voluntad de liberar nuestra tierra. Nuestra dignidad, nuestro honor, nuestra tierra y la lealtad a los que han caído por ella, es lo más importante. Eso es lo que cuenta, eso es lo que tenemos, y con eso nos basta y nos sobra. Para eso vivimos, para liberar nuestra tierra, solo para eso; nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Estos veintinueve años de paciente espera, no han menguado ni un ápice nuestra fe en la liberación de nuestra tierra. Hemos vuelto a empuñar las armas. Si en 1975, careciendo absolutamente de todo, nos hemos enfrentado a dos ejércitos regulares armados hasta los dientes, y los hemos derrotado; qué nos impide volver a hacerlo, ahora que lo tenemos todo y somos más fuertes. Esa es la pregunta que le quita el sueño a CalígulaM6, porque sabe cuál es la respuesta.
Muchísimos años más duró la Reconquista de la península Ibérica (800 años). Nosotros solo llevamos 47.
¡Ah!, Otra cosa, CalígulaM6 debe saber que, aunque introduzca, no miles, sino millones de colonos en las zonas ocupadas, nunca, jamás, conseguirá diluir la identidad saharaui. A lo largo de estas décadas ha podido comprobarlo. Somos un pueblo con identidad propia, bien diferenciado del pueblo marroquí. Una gota de aceite en un vaso de agua, inalterable y claramente distinguible.
Volviendo a lo que dije al principio, si el mero hecho de preguntarnos si queremos nuestra tierra, por la que dimos y damos nuestras vidas, o si queremos entregársela a CalígulaM6, es decir, si el planteamiento del referéndum (que arriba detallé como surgió),
es en sí, una ofensa; mencionarnos el término autonomía, es ya un despropósito total. Por tanto, quién mencione este término a los saharauis, debe saber, ante todo, que no se respeta a sí mismo, por lo que no merece ser respetado, y solo merece nuestro repudio, por farsante, indigno e hipócrita.
No nos preocupa lo que diga o haga Sánchez, CalígulaM6 o Tramp. Sabemos quiénes somos, y la Historia es la que juzga, condena o absuelve cada cual. Sí debo señalar que, a quien tenga por compañía estos dos últimos personajes, debe hacérselo mirar, no son de fiar.
Por último, antes de finalizar, es preciso señalar que, en estos días, se suceden debates y tertulias en los diferentes medios de comunicación, que abordan este tema. Es normal, es un tema de actualidad que interesa a la sociedad.
También sabemos que la mayoría de esos medios son propiedad de empresas privadas y, en éstas, prima, por encima de todo, el interés mercantil; y por ende, la labor de los profesionales y colaboradores, en las mismas, se ve condicionada por este factor. Es decir, dependiendo del interés político-mercantil de la empresa, su línea mediática tendrá un enfoque determinado, generalmente alejado de la imparcialidad. Esto, hasta cierto punto, es comprensible, es el precio que tiene que pagar el Cuarto Poder, para seguir existiendo.
Lo que no es comprensible, y de ninguna manera aceptable, es que algunos medios y/o colaboradores, lleven esa “flexibilidad”, vamos a llamarla así, a límites intolerables que rayan directamente, no ya en la manipulación, sino en la falsedad propiamente dicha.
No me gusta mencionar a nadie, eso no es muy elegante, pero, como saharaui, me veo en la obligación y el deber de hacerlo, ya que se me ha interpelado directamente en un programa de televisión que ven millones de personas, y el que calla otorga.
En un programa de televisión de La Sexta, específicamente en La Sexta Noche, emitido hace poco, hemos visto cómo Francisco Maruenda, Director del diario La Razón, se arrellana en el sillón y, sin ningún pudor, con la desfachatez de la que solo él es capaz, dice “el Sahara Occidental no existe”.
Señor Maruenda, usted, que presume de ser un jurista erudito, que da clases en la Universidad, cómo se atreve a proferir semejante insensatez, cómo puede ser tan farsante. Hasta un niño de primaria, al oírle decir esto, sabría que es usted un farsante, porque a ese niño, gracias a Dios, le dan clase profesores de verdad, no profesores indecentes de pega como usted. Ese niño, en clase, ve, perfectamente delimitado, el mapa del Sahara Occidental, y sabe que los habitantes de esa tierra son los saharauis, incluso es posible que haya compartido su casa con alguno de ellos, cuando vienen a pasar el verano en España.
Usted, señor Maruenda, acostumbrado a zambullirse en las fantasías y delirios de Calígula M6, no nos ve, incluso piensa que somos un pueblo extinto. Donde está la sabiduría de la que tanto alardea, señor Maruenda.
Señor Maruenda, usted da pena, y, créame, sea cual sea el precio que usted le haya puesto a su conciencia y su alma, no le compensa.
En ese mismo programa, también hemos visto a la señora Elisa Beni, a la que respeto y habitualmente leo, porque en sus artículos suele ser coherente. Pero en esta ocasión no estuvo muy acertada. Se veía claramente que no hablaba con convicción, y defendía sus argumentos con visible timidez. Ella, mejor que nadie, sabe que lo incoherente no se puede defender. Amparándose en lo que ella llama “real politic”, decía que “el referéndum no se puede hacer, es imposible”.
Señora Elisa Beni, nosotros, los saharauis, ya hemos votado, lo hemos hecho con nuestras vidas. Hemos votado con nuestra sangre. No existe un voto más sublime. Es más, si hubiera voluntad real para efectuar un referéndum formal, no solo no es imposible, es que se puede hacer mañana mismo, porque, como he dicho, el pueblo saharaui es como una gota de aceite en un vaso de agua. Los habitantes del Sahara Occidental, son claramente distinguibles.
El pueblo saharaui, tiene una estructura étnica única. Es imposible confundirlo con ningún otro pueblo. Es tan sencillo, como remitirse a esa estructura étnica, que no existe en ningún otro pueblo.
En la misma mesa de debate, hemos visto también a Angélica Rubio, Directora del periódico digital El Plural, defender las tesis marroquíes. Sinceramente, la creía más imparcial, pero nos ha decepcionado. Además, hablaba con vehemencia, sabiendo que los argumentos que esgrimía son pura quimera, destinada a desinformar y a manipular a la audiencia.
Señora Angélica Rubio, el bando que ha elegido, en términos de ganancias, no sé si le conviene o no, lo que sí le aseguro es que, en términos de honra, no le conviene a nadie.
Abderrahman Buhaia
abder333[at]hotmail.com
26/03/2022
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28.3.22
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