Por Abderrahman Buhaia
En estos días, el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, efectuó una visita a los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf, donde se reunió con las autoridades de la RASD. Posteriormente, visitó Argelia y Mauritania, donde mantuvo una ronda similar de reuniones con sus respectivas autoridades.
Qué esperamos los saharauis de esta visita. La respuesta no puede ser más simple: Lo mismo que esperábamos de las visitas de sus antecesores, o sea, absolutamente nada.
El 2 de julio del presente año, Staffan de Mistura llegó a Rabat. Estaba previsto que, después de reunirse con El Majzén (oligarquía marroquí), viajaría al Sahara Occidental. Después de esperar dos días en Rabat, en medio de un mutismo total y sin ninguna explicación, tuvo que volver por donde había venido. El Majzén le impidió visitar el enorme campo de concentración nazi en que había convertido el Sahara Occidental. El Majzén no tolera la presencia de testigos de ningún tipo, y mucho menos de un testigo que lleva la etiqueta de la ONU.
Qué credibilidad y que confianza inspiran un enviado especial y el Consejo de Seguridad que lo envía, si se le impide visitar un Territorio No Autónomo, que, supuestamente, está bajo la jurisdicción de aquél. Ninguna.
Qué pretende el Consejo de Seguridad de la ONU con estas visitas de sus enviados especiales, que se repiten de forma cíclica, y que, como los trenes de juguete que se regalan a los niños, giran en bucle todo el tiempo sin llegar a ninguna parte.
A mi juicio, dos cosas: 1-Tranquilizar su conciencia, si es que ello es posible, y justificar su pasividad e inoperancia cómplice, ante la invasión atroz de un territorio y la condena de un pueblo a elegir entre el exilio eterno en el desierto más inhóspito del planeta, o vivir en la cárcel descomunal en la que, el régimen feudal marroquí, ha convertido sus ciudades.
2-Tomarle el pulso a las posturas –aunque de sobra son conocidas– a los principales actores de esta convulsa región del Magreb. Lo primero, seguirá siendo para el Consejo de Seguridad de la ONU, una mera ilusión. Han transcurrido cinco largas décadas, por lo tanto su pecado seguirá siendo lo que es: un pecado original.
Lo segundo, que, como hemos dicho, es de sobra conocido, apenas registra ligeros matices que, a continuación, abordaremos.
El régimen feudal marroquí, embriagado en sus delirios y fantasías de expansión y anexión, en boca de sus portavoces –auténticos robots biónicos‒ adiestrados magistralmente en el arte de la tergiversación y la mentira, sigue repitiendo, hasta la saciedad, los mismos argumentos falaces. No importa que ni él mismo se los cree. El caso es seguir repitiéndolos, día tras día, de forma indefinida. No se cansan de hacerlo. Son robots, y los robots no se cansan. Y ahora, con el sionismo como aliado, los robots están mejor engrasados que nunca y funcionan a toda máquina.
La alianza del sionismo con El Majzén, es lógica; porque el sionismo en su fundación (me niego a llamarle Estado) comparte el mismo pecado que el amo de los robots, una razón más que hace que este aliado esté muy entregado.
Lo que no es lógico y difícil de entender, es que el régimen sanguinario de Marruecos, de forma tácita, infame y obscena, cuente con el beneplácito de, prácticamente, todos los dirigentes del PSOE, desde Felipe González, pasando por Zapatero y llegando hasta Pedro Sánchez, actual Presidente del Gobierno; siendo la última en apuntarse a este desfile de indignidad y deshonra, la exministra socialista María Antonia Trujillo Rincón. A todos ellos, los usa como vulgares marionetas para encubrir sus crímenes y solapar su monstruosa realidad.
En este sentido, el más activo, visiblemente, es José Luis Rodríguez Zapatero. Siempre presto a presentarse, raudo y veloz, a cualquier evento donde sea posible maquillar o adular, impúdicamente, las execrables prácticas del régimen alauí. Es como si se emulara a sí mismo en cada ocasión, como si le urgiera demostrar, cada vez con más ímpetu, su lealtad y pleitesía a Palacio. El último evento en el que le hemos visto de esta guisa, tuvo lugar el pasado 2 de septiembre, en Tetuán, bajo la “tapadera”‒la llamo así, porque eso es lo que es‒ “Las relaciones entre Marruecos y España, ayer y hoy”. El título del evento, en sí, es degradante para cualquiera que se sienta mínimamente español, porque, de todos es conocido, que las relaciones Marruecos-España, han sido siempre, relaciones de chantaje-sumisión, respectivamente. Y lo que nos dice El Majzén con la organización de este evento, es que, encima, se vanagloria de ello.
Pues bien, lejos de avergonzarse o mostrar cierto pudor, Zapatero se entregó por completo y se mostró más adulador y zalamero que nunca. Francamente, la forma en que estos personajes se arrastran ante M6 (la M, como hemos dicho en otra ocasión, es de Mezquino. Es un verdadero sacrilegio llamar Mohamed a semejante sujeto) es vomitiva.
Qué favores (opacos) le deben a M6, que les obligan a postrarse ante él de esta manera.
Desde aquí, les aconsejo a todos ellos, aunque me temo que es demasiado tarde, que tengan ojo avizor, porque las cosas de este Palacio son como las cosas de la Cosa Nostra. Una Cosa Nostra más grotesca y ridícula (que la de Mario Puzo), pero Cosa Nostra al fin y al cabo.
Argelia por su parte, como ha hecho siempre, con una autoridad moral incuestionable, y manteniéndose fiel a sus principios; se limitó a trasladarle a Staffan de Mistura dos cuestiones:
1-Para su visita a la región, no podrá hacer uso de un avión de las Fuerzas Armadas Españolas, como se ha venido haciendo tradicionalmente hasta ahora, ya que España ha dejado de ser un actor imparcial con respecto a la guerra (que no el conflicto) del Sahara Occidental, al alinearse, por obra y gracia de Pedro Sánchez, con Marruecos; por lo cual deberá viajar a bordo de un jet de Air Algérie.
2-Argelia no es parte en esta guerra, es, sencillamente, un observador; por lo tanto, no participará más en la pantomima de las mesas redondas. Si es preciso entablar un diálogo, deberá ser entre las dos partes que están en guerra: Marruecos y el Frente Polisario.
En cuanto a la RASD, a Steffan de Mistura, se le dispensó, como no podía ser de otra manera, una cálida bienvenida, a la altura de un alto y distinguido representante de la ONU, en la que ha podido comprobar, una vez más, la hospitalidad legendaria de las gentes del desierto.
Así mismo, se le ha hecho saber que actualmente nuestra única y máxima prioridad es la expulsión de la fuerza que invadió impunemente, a plena luz del día, nuestra tierra; y lograr que nuestras fronteras sean respetadas de forma absoluta y total. Para eso hemos vuelto a empuñar las armas y reanudado una guerra que no debimos pausar. Es una guerra silenciada, que algunos llegan a calificar de “guerra de baja intensidad”. A esos que hablan así, les decimos que la guerra, al igual que la hoguera, no se debe subestimar, porque, tanto la una como la otra, en cualquier momento, se puede convertir en un volcán feroz que lo arrasa todo.
Se le expresó, con meridiana claridad, que la salida de la fuerza ocupante de nuestra tierra y la inviolabilidad de nuestras fronteras, es una condición indispensable, o dicho de otra manera, es una línea roja, para cualquier diálogo y para cualquier tipo de mediación.
Se le agradece, honestamente, la visita, ya que, al menos, se le ha podido transmitir, personalmente, nuestra postura; al igual que se le expresó, con franqueza, que él muy poco puede hacer para instar al Majzén al cumplimiento de la legalidad internacional, dado que ni él mismo ha podido acceder al Sahara Occidental, Territorio No Autónomo, que, supuestamente, está bajo la jurisdicción de la Organización que representa.
10/09/2022
Abderrahman Buhaia
abder333[at]hotmail.com
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