2.4.12

Los Países de la Línea del Frente

por Haddamin Moulud Said

El Apartheid es un régimen de poder que, al igual que otros en el noroeste africano, tenía una alta voracidad territorial. Y, ciertamente, la vecindad de un Estado, territorialmente, goloso plantea serios problemas de paz y estabilidad a los países vecinos.
Esa paz y estabilidad, unidos al rechazo de la segregación racial impuesta por el Apartheid, es lo que empujó a Angola, Botsuana, Mozambique, Tanzania, Zambia y Zimbabue a unir sus fuerzas para vencer un enemigo común. Es lo que se dio en llamar, los Países de la Línea del Frente, que más tarde y, toda vez hubo desaparecido el Apartheid, se convertiría en la SADC, ya con aires más económicos y comerciales.
En la frontera noroccidental de Mauritania, hay dos manchas de sangre que revelan los zarpazos del Apartheid marroquí. Es decir, en dos puntos distintos que suman más de cien kilómetros, Marruecos, se ha adueñados, por la fuerza, de una parte de territorio terrestre mauritano. En cuanto al territorio cultural, su continuidad natural se ha roto como consecuencia de los ignominiosos muros construidos por Marruecos, de modo que, a los connaturales de Chej uld Abba, se les hace imposible recorren esos bellos lugares cuyo “tidinit” había elevado a lo más alto de nuestros recuerdos musicales.
La que fue conocida como “la guerra de las arenas” es testigo de la incomodidad de tener como compañero de plataforma continental a un amigo territorialmente goloso.
Aunque allende los mares existen otros pueblos, igualmente, expuestos a la incontenible voracidad territorial de Marruecos, es la ocupación del Sahara Occidental lo que hace necesario replantearse la estrategia de los Países de la Línea del Frente.
El sentimiento de pertenencia a la “Comunidad Bidhan” o “Traba Albidhan” que experimentan los saharauis y los mauritanos es mucho mayor que el sentimiento de “europeidad” que sienten los nacionales de los distintos Estados de la Unión. Sin embargo, nuestra diplomacia aún no ha empleado el suficiente carbón y acero o, mejor dicho, carbón y té, para unir puentes con la posición oficial mauritana.
En el resto de África, es evidente que no hemos sabido aprovechar la conjunción zodiacal de la constelación 'Mandela'. O dicho en otras palabras, el eje Pretoria – Lagos – Argel, al que habría que sumar otros, ha sido el gran ausente en los tableros donde se traza nuestra estrategia diplomática. Por poner un ejemplo ilustrador, usualmente, la designación de un embajador determinado dice mucho del interés, respeto y consideración que un país profesa a otro. Y, en esto, desde luego, que Mandela se merece un trato y una consideración mucho mayores.
En cualquier caso, el verdadero Frente, valga la redundancia, donde están llamados a combatir esos futuros miembros de la Línea del Frente, se llama GAS. Es decir, que hagan de contrapeso al llamado Grupo de Apoyo al Secretario General de la ONU en el asunto del Sahara Occidental. En este mes de abril que el Consejo de Seguridad de NN.UU prepara su Resolución sobre el Sahara Occidental y los distintos actores se preparan, cada uno por su parte, para arrimar el ascua a su sardina, no estaría de más que entrara en escena un nuevo actor en defensa de nuestra Causa. Justamente, ahora, que Marruecos tiene un asiento en el Consejo de Seguridad, corresponde a nuestra diplomacia movilizarse para combatir en todos los escenarios donde le sea posible.

Haddamin Moulud Said.
En Valencia, a 1 de abril de 2012

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